9 películas que detestaron en su momento, pero que serán clásicos

- Por

Todo ejercicio de crítica es una forma de determinación de la opinión pública; y muy pocos ámbitos culturales, como el arte, están sometidos a su escrutinio. Particularmente en el cine, y gracias a los medios masivos informativos, la crítica puede transformar el consenso de una buena película, incluso en las competencias de festivales.

Hay otra dinámica de la crítica muy curiosa: filmes que se hicieron sin gran afán artístico terminan alabados por la crítica en otras latitudes, considerados como piedras angulares de la vanguardia: el caso de los filmes del Santo, en México, es un buen ejemplo de ello.

Por otro lado, todos ya conocemos casos emblemáticos de filmes que han sido repudiados por la opinión pública, y por la crítica, pero con el paso del tiempo terminan volviéndose clásicos de culto. A lo largo de los últimos años hemos asistido a casos que consideramos terminarán de la misma forma, y aquí los exponemos en una lista de nueve filmes que todos odiaron, pero que se convertirán en clásicos.

Me & Earl & the Dying Girl (2015)

Dirigida por Alfonso Gómez Rejón, joven realizador texano que inició su carrera como asistente de directores como Martin Scorsese y Alejandro González Iñarritu, a quien recordamos por su participación en American Horror Story y en el remake del clásico de terror The town that dreaded sundown (2014); Yo, él y Raquel como se tituló en México y Latinoamérica, narra la historia de Greg Gaines (interpretado por Thoman Mann) un joven de preparatoria que entabla una curiosa amistad con Rachel (Olivia Cooke), enferma de leucemia.

Ante la inminente muerte de Rachel, Greg y su amigo Earl (Ronal Cyler) deciden filmar una película casera para su amiga. La realización de este filme transitará en paralelo al avance irremediable de su enfermedad, y el documento fílmico quedará como epitafio a partir del cual se construirá, en gran medida, toda la narrativa de la película.

Se trata de un guion adaptado de la novela del mismo nombre, de Jesse Andrews, que también escribe el guion. En paralelo a su estreno, en cartelera se encontraba Jurassic World, que la abatió en las entradas y la convirtió en un fracaso de taquilla; pese a ello, se mantiene al día de hoy como uno de los dramas adolescentes más sinceros del último lustro.

Valhalla Rising (2009)

Dirigida por el imponente Nicolas Winging Refn, recién habiendo terminado su trilogía debut Pusher (1996-2005) y su ya de culto Bronson (2008), Valhalla Rising fue un fracaso de la crítica y de la taquilla. Dos fueron las razones, la distribución y la publicidad engañosa.

Se estrenó en la 34 edición del Festival de Cine de Toronto, y desde ahí habían establecido puentes entre éste y Akira Kurosawa. Se pensaba que sería la gran épica de vikingos, en vez de ello, Winding presenta un acercamiento más al estilo Jodorowsky, del cuerpo y del espíritu de un guerrero que no pertenece ni a uno ni otro mundos, y por razones ajenas a su control, termina en medio de una travesía cristiana, en la que habrá de derramar sangre, tripas e inocencia.

Precisamente este viaje cósmico espiritual, que Wingind habría de llevar a su máximo expresión en Only God Forgives (2013), fue lo que alienó a críticos y espectadores: el tráiler prometía otra cosa, el póster prometía otra cosa. Al final el producto no fue lo que esperó la crítica, lo que inflaron los medios y quedó más o menos en el olvido. Pero será un clásico.

Silence (2016)

Fue la última película de Scorsese antes de que adoptara a Netflix como su nueva distribuidora. Los rumores son, precisamente, porque silence fue un fracaso de la taquilla: consiguió apenas la mitad de lo que costó hacerla.

Está ambientada en el siglo XVII, justo después de la rebelión Shimabara. Narra la historia de dos curas jesuitas (Andrew Garfield y Adam Driver) que viajan de Portugal a Japón en la búsqueda del padre Ferrera (Liam Neeson), que se ha perdido en el país asiático, y se rumora que ha abdicado de su fe.

Con paralelismos muy claros y obvios a Heart of Darkness, novela de Joseph Conrad a partir de la cual se adaptó Apocalypse Now, Silence es también un guion adaptado de la novela del mismo nombre de Shosaku Endo. El film es una épica espiritual difícil de tragar y de más de dos horas de duración.

Holy Motors (2012)

Fue en realidad un film que dividió a la crítica, y que se olvidó rápido. El viaje de ácido de Leos Carax que en realidad es una oda al teatro, al cine, y un apocalipsis (en el sentido pleno del término: la caída del velo) de la vida moderna.

Su imponente producción visual y sus constantes giros narrativos exasperaron a unos, maravillaron a otros y consternaron a todos. Se estrenó en la edición 65 del Festival de Cannes y causó gritos entre el público; incluso una tormenta de críticas y opiniones tuvo lugar en Twitter después de la película.

Mientras que unos la consideraban una obra maestra, una alucinante alegoría del trabajo actoral versus el de la vida cotidiana; para otros fue pretenciosa, críptica y ridícula. De cualquier forma, se coló como una de las piezas más notables de ese año, y se mantendrá como un clásico selecto para los locos y cinéfilos.

The Nice Guys (2016)

Shane Black fue también responsable del guion y la dirección de Iron Man 3 y de la próxima película de Predator. En 2016, estrenó una de las mejores piezas del año, que se vio eclipsada por otras como Deadpool, Capitan América o Dr. Strange.

Es esta quizá la razón principal por la cual Nice Guys pasó sin pena ni gloria por las salas mundiales: hoy en día no se pueden ya hacer hits de la taquilla, a no ser que la película sea de hombres con capa. Con una sólida narrativa, Nice Guys transita con maestría por la comedia, el thriller y el neo noir.

Dos detectives privados, en Los Ángeles, en 1977, se disponen a investigar la desaparición de una joven y la muerte de una estrella del porno. Ambos casos, aparentemente, no están conectados, pero su investigación los llevará a develar grandes secretos de una sociedad convulsa.

Mother! (2017)

La pieza maestra de Darren Aronofsky fue la película que todos amaron odiar el año pasado. Fue tan críptica y desconcertante, que el propio director hace un par de días, en el marco del SXSW Fil Festival, tuvo que sentarse a explicar lo que quiso hacer: “un filme sobre cómo tratamos a la madre tierra”.

Costó un total de USD$30 millones hacerla, y recaudó en cines mundiales un total de USD$44 millones, así que libró por poco los números rojos. Una de las causas por las cuales la película fue tan mal entendida, fue su distribución y publicidad. El trailer sugería un filme de terror, el cartel también, en vez de ello, tuvimos un poema al estilo de Milton sobre toda la historia de la humanidad reproducida en la vida de una pareja, y toda la historia de la tierra en una casa.

A pesar de su hermetismo, este film se consolidará como uno de los mejores, sino el mejor, en toda la filmografía del director, y en un clásico que será mejor entendido con el paso del tiempo.

I love you, daddy (2017)

La falacia ad hominem (contra el hombre), aquella que se construye a través de la descalificación de un argumento tomando en cuenta quién lo formula, es una de las principales debilidades de los movimientos #MeToo y #TimesUp.

La ultramoral de hoy día, construida en la narrativa social y la relación hombres-mujeres, descalifica por sentado el cine de Woody Allen por el hecho de que sobre su espalda pesan escándalos sexuales que involucran a menores. Es decir: un hombre mayor que acosa niñas no puede ser un buen cineasta. Falso.

Este filme del polémico Louis C. K. viene a contraponerse precisamente a ese constructo moral que han desencadenado los movimientos femeninos antes citados: su clara influencia de Woody Allen establece un estilo y un marco para las soluciones dramáticas y narrativas.

El plot es simple, un comediante y director de cine, antes un fracaso, ahora un millonario, recibe en su vida a su hija menor de edad (Chloë Grace Moretz). En ese trance, un hombre muy mayor (interpretado por John Malkovich) establece una relación con la menor. Esa relación tambaleará todas las creencias del padre. Una exquisita pieza en blanco y negro que habrá de ser vista con mejores ojos, con el paso del tiempo.

Valerian and the City of a Thousand Planets (2017)

Luc Besson es responsable de la manufactura de algunos clásicos: Nikita, (90), León (94), el Quinto elemento (97), tiene al menos 30 años dirigiendo y produciendo películas de acción que han llegado a todas las salas de cine, pero también han permeado en la cultura.

Valerian pasó de alguna forma desapercibida en las salas, eclipsada por otros blockbusters del momento: el episodio VIII de Star Wars, sin ir muy lejos; Logan, Thor e It; sin embargo, tenía todos los elementos para coronarse como una gran película.

Costó unos USD$200 millones y a la fecha ha recaudado unos USD$211 millones; para generar una secuela tendría que llegar por lo menos al doble de eso. No estamos seguros si lo logrará, pero sí sabemos que su hechura, su producción visual y los riesgos que se tomó para llevarla a puerto, le valdrán un buen puesto entre los filmes del género, y será mejor valorada con el paso de los años.

La vida loca (2008)

Dirigido por Christian Poveda, la realización de este documental le tomó alrededor de dos años. Retrata la vida fugaz y trágica, a la vez épica, de los miembros de la Mara 18, en perpetua guerra contra la Mara Salvatrucha.

La lente de Poveda penetra hasta las partes más íntimas de la pandilla, y retrata sin filtros sus ceremonias de iniciación, sus fiestas y sus entierros. El drama humano de una sociedad fracturada por la violencia en su expresión más pura.

El documental de hecho le costó la vida al realizador: apareció muerto un 2 de septiembre de 2009, en El Salvador, habiendo apenas terminado la edición del trabajo. El filme tuvo una fugaz aparición en salas comerciales, y pocos lo recuerdan al día de hoy; sin embargo, La vida loca habrá de posicionarse dentro de los cánones del cine documental y de la actividad periodística y cinematográfica.