Inuit enfadado: crisis ambiental y choque cultural en el polo norte

- Por

Coproducida por Arnaquq-Baril y el National Film Board de Canadá (NFB) en asociación con EyeSteelFilm, Angry Inuk (Inuit enfadado 2016) es una película estrenada en HotDocs, el festival internacional de cine documental más importante del mundo, donde obtuvo el Canadian Documentary Promotion Award. El filme ha conseguido también el premio a Mejor Documental en el festival de cine ImagineNATIVE Film + Media en Toronto; el Premio Magnus Isacsson en el Festival Internacional de Documentales de Montreal y el People’s Choice Award en el Top Ten Festival del TIFF de Canadá. El guión del documental, que causó polémicas y acaloradas discusiones en su paso por distintos festivales de cine del mundo, fue escritó por la misma Arnaquq-Baril quien anteriormente había dirigido las producciones Lumaajuuq (2010) y The Embargo Project (2015).

Fuente: cabinradio.com

El documental: portavoz de las periferias

Desde la inauguración en los 90 del festival HotDocs en Toronto, el cine documental ha experimentado una evolución impresionante: en la última edición de HotDocs se proyectaron más de 170 películas documentales procedentes de más de treinta países. Dicha evolución ha propiciado un incremento en la cantidad y calidad de documentales en el mundo, pero especialmente en Canadá ya que, lejos de servir únicamente como vitrina de exhibición, HotDocs se ha involucrado cada vez más en la producción de cintas con contenido social.

La importancia actual del documental se debe a que, en una época que privilegia los estímulos visuales, se ha convertido en la más eficaz  de las herramientas periodísticas. La proliferación de películas documentales, permite acercar al público a problemáticas realidades que suceden en lugares lejanos o en comunidades aisladas y que muchas veces ignora del todo, dando voz a individuos o grupos sociales marginados. La posibilidad de embellecer el mensaje social, haciéndolo más atractivo, hace del cine documental el medio de información y expresión de ideas más accesible de todos.

Fuente: cbc.ca

El lugar de los Inuit en el mundo

Dentro de este panorama nacen los Unikkat Studios Inc., una casa productora independiente que se dedica a producir películas sobre la cultura Inuit en lengua inuktitut. Por su labor dirigiendo Unikkat Studios Inc., Alethea Arnaquq-Baril se hizo acreedora del Premio Doc Vanguard por la Organización Documental de Canadá, además de liderar a una generación de Inuits con conocimientos tecnológicos que buscan difundir por el mundo los aspectos sociales de la vida de los Inuit.

La visión ecológica que, supuestamente, impera en el mundo contemporáneo difiere mucho del discurso que conforma las sociedades Inuit. Organizaciones ambientales han condenado la forma de vida de esta cultura indígena que habita las tundras árticas del norte de Canadá, Alaska y Groenlandia, por considerarla obsoleta. Esta confrontación se vuelve motivo de reflexión mundial, especialmente ahora que estas comunidades buscan dejar atrás su ostracismo para encontrar su nicho en el mundo global de hoy.

Fuente: docsbarcelona.com

El doble rostro de las tradiciones

La caza de focas es de suma importancia para los inuit porque no sólo juega un rol central en el ámbito alimenticio, sino que es vital para el sustento económico y su conformación social. En Angry Inuk se confrontan las dos caras de un debate que se extiende muy atrás en el tiempo: ¿pueden las nociones de tradición y cultura justificar las acciones de una comunidad? ¿están mal las peleas de gallos? ¿y qué hay de las de perros? ¿son las corridas de toros un arte?

La película reflexiona sobre la obsoleta percepción de los inuit, pero crítica fuertemente a ONGS como Greenpeace o el Fondo Internacional para el Bienestar Animal. Lo que resulta más interesante es que, teniendo en cuenta las campañas que se han lanzado en contra de la caza de focas, en primera instancia uno se manifiesta en contra de ella: es una barbaridad eso de matar foquitas. No obstante, Arnaquq-Baril le da la vuelta a la circunstancia al mostrarnos que la restricción de esta práctica, ha obligado a los inuit a recurrir a la minería y la industria del gas natural para sustentarse lo que arrastra terribles consecuencias para el medio ambiente ártico.

Con el testimonio directo de familias enteras que se defienden de los prejuicios culturales, Angr Inuk nos permite escuchar por primera vez a un pueblo que lucha por conservar sus derechos ancestrales, así como observar la organización de estas comunidades que han permanecido aisladas del mundo por mucho tiempo. Gracias a Angry Inuk, Alethea Arnaquq-Baril nos presenta las dos facciones de un conflicto social y ecológico; dos rostros que, hoy más que nunca, deben unirse para cubrir las necesidades de las comunidades vulnerables del norte que dependen de la caza de sus medios de subsistencia. Quizá la solución esté en establecer una distinción efectiva entre los cazadores inuit que buscan la subsistencia y los cazadores comerciales que sólo persiguen el lucro.