Logan: la última lucha del hombre que se convirtió en Wolverine

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Es frecuente que en alguna reunión o fiesta llegue el momento en que la conversación se dirige hacia las películas o cómics de superhéroes, especialmente de Marvel. En estas ocasiones, suelo ser del tipo que se aleja o mantiene en silencio porque no conoce bien el tema o porque no es de su interés. Aunque veo pocas producciones del género, he disfrutado sólo de unas cuantas y criticado la mayoría. Por consideración a los, casi siempre agresivos, “true fans” que todo el tiempo sacan a colación la fidelidad de las adaptaciones (como si los cineastas estuvieran obligados a suprimir su propia visión de la obra o sus ideas originales) suelo confesar que ignoro en su mayoría el universo cinematográfico de DC Comics o Marvel, y en lo absoluto el universo de los cómics. Todo este preámbulo es para aclarar que no soy fan de los X-men ni del personaje de Wolverine. De las nueve películas que se han hecho  tan sólo vi la primera, por lo que mi lectura de Logan apenas si tiene en cuenta su carácter de secuela y las referencias que realice de cualquier otra película del universo X-men o Marvel son mínimas.

Logan es la tercera entrega de la trilogía de acción y ciencia ficción de Wolverine, uno de los personajes más importantes de Marvel Comics. Repite como director el asombroso James Mangold, quien debutó en 1995 con Heavy, Gran Premio del Jurado en Sundance; alcanzó la fama internacional con Inocencia interrumpida en 1999, obra de culto que le dio a Angelina Jolie tanto el Oscar como el Globo de Oro a Mejor Actriz de Reparto; dirigió mi biopic favorito Walk the line en 2015 y realizó la segunda parte de la trilogía, The Wolverine en 2013. Colaboran en el guión Scott Frank y Michael Green; un Frank que fue nominado al Óscar por el guión de Out of sight (Un romance peligroso 1998) y un Green que estuvo muy ocupado los últimos dos años escribiendo Alien Covenant, American Gods, Blade Runner 2049 y Asesinato en el Orient Express. Igualmente tenemos a Hugh Jackman en el papel principal. Con esta ha sido la décima vez que el actor interpreta al personaje dentro de las películas de Marvel. La película, que concluye la entrañable historia de lobezno, así como una trilogía que ha recaudado más de 1300 millones de dolares, se estrenó en el 67 Festival de Cine Internacional de Berlín el 17 de febrero de 2017 y ha conseguido ser nominada al Óscar a Mejor Guión Adaptado (se especulaba una posible nominación a Mejor Actor por la sobresaliente interpretación de Hugh Jackman), pero ésta jamás llegó.

Fuente: joblo.com

Una atípica película de superhéroes

La decisión del equipo creativo de rodar una película clasificada para adultos lo prefiguraba, las críticas lo señalaban y la nominación al Óscar lo confirma: Logan es un filme único dentro del cine de superhéroes. Si bien películas como Watchmen o la trilogía de Batman de Nolan desbordaban un poco el molde del género, Logan no tiene reparo en romperlo y el resultado es formidable. El reconocimiento de la Academia no puede ser más preciso: la principal virtud del guión es que se trata justamente de una adaptación y no de un ejercicio de copiado. La película no tiene como fin apegarse al original y se desvía pronto sin titubeos. Rescata, eso sí, como punto de partida y configurador del ambiente, uno de los puntos principales del cómic Old Man Logan: tenemos a un Wolverine que se apaga; él y Xavier son remanentes de un mundo que está por concluir.

Liberados de tales requisitos, Mangold y compañía construyen una obra que fluctúa entre el cine de acción, el thriller, el western, la ciencia ficción y la road movie. A diferencia de las anteriores entregas de los X-men, Logan no juega con líneas temporales ni presume un reparto lleno de estrellas del cine. Es una película más simple, que se propone despedir con realismo y violencia al más traumatizado de los mutantes; un personaje con profundos conflictos existenciales que fue siempre el más independiente y fuerte del grupo, que se ha convertido en un adicto vulnerable.
Y aunque al final también se involucre la salvación del mundo, aquí asistimos a una historia más personal y delimitada, más madura: la de la supervivencia de un viejo cansado que no desea salvar el mundo, sino retirarse de éste para vivir sus últimos días en tranquilidad. Si bien el final planta la semilla para su continuación (en esta época ninguna gallina de huevos de oro es asesinada), avanza sin ir dejando hilos para ser explotados en un futuro.

Aunque existen muchas reminiscencias del cómic original de Mark Millar, tan violento como la película, las raíces estéticas y temáticas de Logan se encuentran más cerca del drama psicológico y el western que de los blockbusters de superhéroes de las últimas décadas. Las dos principales referencias son del mismo Mangold: Cop land (1997) y 3:10 Tren a Yuma (2007). El primero es un thriller policíaco claramente influido por Scorsese y protagonizado por Sylvester Stallone, Harvey Keitel, Ray Liotta y Robert De Niro; el segundo es un western interpretado por Christian Bale y Russell Crowe y un remake de la película homónima dirigida por Delmer Daves en 1957. Además, es fácil reconocer la influencia de Unforgiven, obra maestra de Clint Eastwood y, especialmente, de Shane (Raíces profundas 1953) de George Stevens, a la que se hace referencia directamente en Logan y de donde se extrae el fragmento funerario que despide a Wolverine. Porque, pese a toda la acción contenida en ella o la presencia de súper poderes, esta es una película sobre un hombre; la última batalla de Wolverine no es contra los malos que desean poder, sino contra su mayor temor: no el fin del mundo sino de sus relaciones personales; es decir el miedo a la soledad.

Crédito: Ben Rothstein

Trata de personas, eugenesia y transgénicos

Al no tener que realizar un producto pensado para todo el público, Mangold no tiene que preocuparse por elevar el nivel de violencia y puede construir una trama más crítica. El planteamiento en la película de la conformación de una sociedad post-mutantes, posterior a la extinción de los mismos, descansa en dos actos perversos: el genocidio y la mentira. Los antiguos mutantes son asesinados por un grupo de androides creado con el fin de cazarlos y la inexistencia de mutantes nuevos es una mentira erigida por los medios de comunicación y una poderosa corporación que se dedica a la creación y experimentación genética de personas fuera de lo ordinario con el fin de convertirlos en supersoldados obedientes, lo que sirve para la reflexión de temas como la corrupción, la trata de personas, el control ideológico de la población y el papel de las industrias transgénicas. No es gratuito que la corporación se llame Transigen o que se señale a la industria transgénica agrícola como responsable del deterioro en las condiciones de vida de los agricultores independientes.

Fuente: slashfilm.com

El hombre que se convirtió en Wolverine

Cientos de años y muchos eventos tuvieron que pasar para que Logan se convirtiera en el Wolverine que conocemos y 9 películas han sido necesarias para que Hugh Jackman inmortalizara a la perfección del personaje (nadie ha interpretado más veces a un personaje de un cómic en una película), pero ahora el reto para Logan es convertirse en padre. Entre los niños que escaparon de Transigen, luego de que la compañía creara al “mutante” perfecto, cancelando el programa y ordenando el asesinato de todos, se encuentra Laura, una niña que resulta ser la hija de Wolverine. Cuando este lo descubre queda en mitad de un dilema: debe decidir entre huir y salvarse a sí mismo o llevar a Laura a un sitio seguro; es decir, ser egoísta o solidario.

Hubo decisiones respecto al personaje que fueron cuestionadas por los fans, pero son estas mismas las que dan ese carácter distintivo al filme: el hecho de hacer una película para adultos y no vestir a Logan con el celebre traje dan a la historia un tono realista que es coherente dentro de lo que permiten los elementos fantásticos de la misma. Haber hecho una película para adolescentes hubiera significado mayor asistencia a la taquilla, pero menor violencia y sangre; colocarle el traje a Logan cumpliría el capricho de los fans que consideran se les debe complacer por ser responsables de la grandeza del personaje, pero sería ridículo para el contexto de la trama.

Fuente: imdb.com

El ocaso de los ídolos

En Logan, tanto Wolverine como Xavier son apenas una sombra de lo que eran. Mientras que el hombre con la mente más poderosa del universo es presa de una enfermedad mental crónica (presumiblemente alzheimer), Wolverine descubre que su capacidad de autocuración ha disminuido. Pero las secuelas no son sólo físicas, casi 200 años de vida entre guerras y muertes pesan sobre su conciencia. Mangold aprovecha muy bien la brecha temporal existente entre los eventos de las películas anteriores y Logan, para desenganchar a los personajes de la saga X-men y agudizar su fatiga, al tiempo que se distancia formal y temáticamente de ellas.

A diez años de la reunión climática de Días del futuro pasado, un Logan debilitado y marcado por la tragedia, oculta a Xavier en el desierto fronterizo, mientras se refugia en el alcohol para mitigar su sufrimiento y trabaja como conductor de limusina para ahorrar lo necesario para comprar un barco y esperar la muerte en un paraíso tropical de México. Todos estos elementos sientan las bases para la muerte de ambos personajes, desenlace obvio para una película cuyo objetivo no es la conclusión sino la renovación. La muerte de Logan y Wolverine es necesaria, no para dar muerte a los X-men sino para transferir la estafeta a la nueva generación.

Desde mi perspectiva, lo más valioso de Logan es que no sólo se limita a cumplir con su función. Lejos de verla como un simple tramite, Mangold dirige una película magnífica que encuentra el adecuado equilibrio entre la acción violenta, los diálogos certeros y el preciosismo estético. La alternancia entre la dinámica familiar (Logan descubriéndose como figura paterna y Charles Xavier ejerciendo como tal) y los sucesos globales se lleva a cabo con maestría, dando como resultado una cinta con un ritmo espléndido que significa una despedida en grande para Hugh Jackman como Wolverine. Desde mi posición, la de alguien que no suele ver cintas de superhéroes, espero que Logan pase a la historia como una de las mejores en su género y que influya a otros directores para crear historias de superhéroes más maduras y con mayor cuidado creativo.