“Los Extraños: Cacería nocturna”, balanza entre el suspenso y el slasher
The Strangers (Los Extraños, 2008) es una película en la que no existe el punto medio, ya que termina por ser una historia que, o bien te envuelve por completo, o simplemente la olvidas. Esto se debe a su forma de manejar el suspenso, ya que enfoca su trama en la atmósfera y no en lo visceral, hecho que le valió convertirse en uno de los home invasión más puros del cine de terror contemporáneo. Sin embargo, esto ocasionó que también fuera catalogada (por algunos) como un filme aburrido y tedioso de principio a fin.
La película nos muestra a un matrimonio (Liv Tyler y Scott Speedman) que deberá enfrentarse a una noche de terror y torturas a manos de tres extraños (Gemma Ward, Kip Weeks y Laura Margolis), quienes sin razón ni motivo alguno los han seleccionado para ser sus siguientes víctimas. Como vemos la trama es simple: psicópatas enmascarados se introducen a un hogar para llevar a cabo una carnicería. Eso es todo y nada más; así que hacer una secuela usando la misma fórmula no debería ser mucho problema… ¿o sí?
En The Strangers: Prey at Night (Los Extraños 2: Cacería nocturna) del director Johannes Roberts, los maníacos de la primera cinta han elegido -de nueva cuenta sin un motivo especial- a sus próximas víctimas, sólo que esta vez no se trata de un matrimonio, sino de una familia entera. Cómo vemos la trama es la misma, únicamente aumentando el número de presas pero dejando a los mismos cazadores que su antecesora.
No obstante, a pesar de seguir la misma trama, su fórmula cambia un poco, pero basta ese mínimo cambio para alejarla totalmente de lo visto en la primera película, pues ahora que sabemos que los tres enmascarados asesinan sólo por el mero gusto de matar ya no hay una sorpresa final para el espectador. Debido a ello era necesario cambiar el ritmo de la cinta, dejando de lado el suspenso para enfocarse más en la “acción” y las matanzas, haciendo que esta segunda parte se acerque más al slasher que al home invasion.
Esto es algo que agradecerán aquellos que sintieron que la cinta del 2008 fue tediosa, pero que lamentarán quienes disfrutaron de la intriga que generaba. Y es que en la secuela todo ocurre demasiado rápido, pues apenas transcurren 10 minutos de la película cuando la familia ya está siendo acechada. Aunque esto parecería bueno, es debido a esta misma rapidez que uno no logra simpatizar con la desafortunada familia y, por ende, tampoco experimentar su sufrimiento, ya que apenas los estamos conociendo cuando enseguida debemos “despedirnos” violentamente de algunos de ellos.
No obstante, la película corre con la fortuna de dejar como protagonistas a los personajes que uno no esperaría que lo fueran, pero esto termina por convertirse en algo lamentable al ver el tipo de decisiones tan malas (por no decir absurdas) que van tomando en su camino de supervivencia. Todo esto es con tal de usar otro elemento clásico del slasher al final de la cinta, que no es otro más que el de la “final girl”, es decir, el de la sobreviviente que debe enfrentarse a todo tipo de horrores con tal de salir con vida.
Por ello los personajes principales deberán pasar por una serie de situaciones que los pondrán en grave peligro, aunque nada de esto involucra un ambiente de suspenso, sino más bien de emoción, cambiando así totalmente la fórmula de su antecesora. En cuanto a los psicópatas no hay mucho que decir, pues por desgracia lo que más duele es que los tres enmascarados pierden la esencia que los caracterizó en la primera, ya que ahora se han olvidado de la violencia psicológica para enfocarse en la física, ocasionando que el miedo que se llega a sentir hacia ellos sea un tanto superficial.
Al igual que en la primera parte, aquí la música de los 80 tiene un gran protagonismo (quizá más que el de un par de los enmascarados), aunque por desgracia las canciones no ayudan mucho a la cinta. Esto se debe al contraste que se da entre las situaciones tan trágicas que vemos frente al ritmo tan “movido” e incluso feliz de gran parte del soundtrack. Por supuesto hay ocasiones en las que la contraposición tragedia-música ayuda a acrecentar el malestar que puede llegar a ocasionar el suspenso de la trama, pero desafortunadamente este no es el caso.
En resumen, The Strangers: Prey at Night resulta ser más fresca y emocionante a comparación de la cinta original pero para nada envolvente ni intrigante como la primera, pues mientras el punto fuerte de esta última era el suspenso -rozando por momentos el terror psicológico-, la secuela termina por convertirse en una balanza cuyo peso se inclina por un slasher bastante ligero.