“Midsommar”, lo retorcido y el horror de los límites culturales
El terror no siempre está oculto en la oscuridad o lo paranormal, sino que a veces, sólo a veces, se esconde en algo tan sencillo como lo externo, lo desconocido, en aquellas costumbres e ideologías que por ser ajenas a nuestra cultura catalogamos como bárbaras e inhumanas y cuyas “atrocidades” ocurren a plena luz del día. Ejemplo de ello es Midsommar, la nueva película del director Ari Aster, mismo responsable de la estruendosa Hereditary (2018).
Dani y Christian (Florence Pugh y Jack Reynor) son una joven pareja que decide viajar a una hermosa y colorida aldea de Suecia para festejar el Midsommar, una tradición milenaria que se celebra cada 90 años para dar gracias a las deidades de la naturaleza. Sin embargo, lo que era un viaje para olvidar un tormentoso pasado por parte de ella y aprovechar una oportunidad académica para él, se convierte en una pesadilla conforme son obligados a ser partícipes de las extrañas tradiciones del lugar.
Al igual que con Hereditary, Ari Aster demuestra con Midsommar su capacidad de engendrar terror mediante lo anímico más que de lo visual, aunque claro, sin olvidarse de incluir unas cuantas escenas sumamente atroces, retorcidas y sangrientas que son dignas de la película más gore habida y por haber.
Aster consigue esto a través de una maravillosa película de folk horror que fácilmente remonta al clásico The Wickerman (1973), pues como en ésta, la trama se centra en una comunidad rural cuyas prácticas parecieran en un principio normales e incluso bellas, pero que conforme avanza la trama se convierten en rituales que si bien son inhumanos y rupestres, no podrían considerarse como incorrectos al verlos desde una perspectiva multicultural.
Presciamente Midsommar es una película que de principio a fin demuestra esta contraposición cultural al enseñarnos los diferentes puntos de vista en torno a eventos naturales, como la muerte, pero vistos desde la perspectiva de dos sociedades distintas, pues por ejemplo, mientras unos toman al suicidio como algo ruin y trágico, para otros esta misma acción es digna de alabarse, respetarse y enaltecerse al ser una manera de cerrar un ciclo.
Para enseñar esto el director no va directo al punto, sino que mediante una cinta de casi tres horas de duración, se encarga de preparar el terreno para adentrar al espectador a un terror que va in crescendo conforme los habitantes de la aldea adoptan comportamientos y rituales cada vez más perturbadores.
Además, Aster crea la atmósfera y la ambientación perfecta para ello mediante una sensación de incomodidad que está presente durante toda la cinta, pues a pesar de que la aldea a la que llegan los protagonistas es una zona llena de paz, se trata de una paz tan sofocante y estricta que en todo momento crea el sentimiento de que algo malo, retorcido y perverso va a ocurrir. Asimismo, el que todo suceda en enormes escenarios naturales llenos de luz y color da un toque más terrorífico a la historia debido a que uno pensaría que en lugares así es imposible que la tragedia ocurra.
Si a esto agregamos que Midsommar está repleta de simbolismos y otro tipo de cosas ocultas (ojo, para quien no la haya visto o piense hacerlo de nuevo, recomendamos poner atención para descubrir los varios rostros escondidos en la maleza), fácilmente aumenta la sensación de extrañeza en la película, como si se estuviera al acecho de una extraña e invisible presencia.
Por supuesto, la cumbre de este filme se da una vez que los aldeanos dan a conocer sus verdaderas intenciones, pues esto da pie a que Midsommar se torne una festividad llena de tortura física y psicológica para con los protagonistas, convirtiéndose en una obra sumamente violenta que encuentra su mayor expresividad gráfica en un par de escenas bastantes explícitas y sangrientas, pero cuyo horror está presente de forma anímica durante toda la cinta.
Como dijimos antes, todo esto se logra debido a los rituales y tradiciones de una sociedad ajena a la nuestra, para quienes sus prácticas y tradiciones están inundadas de simbolismos y significados que van más allá de la comprensión y lo “socialmente aceptable”, mientras que para nosotros, los externos a ellos, podrían resultar meras atrocidades dignas del terror más puro.
Pd: Aunque Aster ha declarado que Hereditary y Midsommar podrían pertenecer a una misma trilogía, también ha dicho que se alejará del terror por algún tiempo, por lo que ver el cierre de esta presunta triada podría tardar en llegar.
Te presentamos el trailer de esta reciente cinta: