“Contagio”: la propagación del miedo y la paranoia social
Probablemente, el miedo a la muerte es el mayor temor de todos, aunque sea inconsciente en la mayoría de los casos. Es solo cuando la posibilidad de morir se vuelve visible, que hasta aquellos que dicen no temer a perecer comienzan a temblar. Contagio (2011), del director Steven Soderbergh, es una película que demuestra esta contradicción.
Una mujer norteamericana (Gwyneth Paltrow) viaja a Hong Kong en un viaje de negocios, donde contrae una letal y mortal enfermedad que lleva consigo a Estados Unidos sin saberlo. El problema es cuando el simple resfriado que la aqueja se convierte en una terrible pandemia que cobra millones de vidas alrededor del mundo.
Este hecho provocará que las autoridades gubernamentales, militares y los medios de comunicación entren en una guerra sin cuartel. Unos lucharán por encontrar la cura, otros por sacar provecho de ella, pero también habrá quienes a través de noticias alarmistas inyecten a la sociedad una dosis de paranoia e histeria, tan letal como la misma enfermedad que los aqueja.
El reciente brote de un nuevo coronavirus y la pandemia declarada por la misma causa ha provocado que el mundo entre en un caos terrible. Esto ha causado que las naciones se dividan entre aquellas que toman medidas extremas ―pero necesarias― y las que se niegan ―o se tardaron demasiado― a ver que el peligro es real.
Así, nos encontramos ante gobiernos que para blindarse cerraron fronteras y pusieron a todos sus ciudadanos en cuarentena, pero también ante otros que con tal de no ver afectada su economía todavía permiten eventos masivos. Claro que la sociedad también hizo lo suyo entre quienes se niegan a tomar medidas y los que sucumben a la histeria colectiva, como compras por pánico.
Y aun así todavía no estamos ni cerca de caer en el mundo casi apocalíptico que muestra Contagio, una película que se apega bastante bien a los eventos reales. Aunque por otro lado, el trabajo de Soderbergh también se adelanta a los sucesos que podrían ocurrir si no se toman las medidas necesarias de contención.
El filme plasma bastante bien la manera tan increíble pero a la vez tan fácil en la que una pandemia puede iniciar, lo que nos demuestra la rapidez con la que un virus se propaga y hasta los diversos focos de infección y contagio que pueden existir sin que siquiera lo sepamos.
En este sentido, también demuestra la vulnerabilidad a la que la especie humana queda expuesta ante bacterias que, frente a la más mínima mutación, pueden convertirse en una nueva “peste negra”.
Claro, tampoco se olvida de retratar el papel del gobierno y de las grandes farmacéuticas, quienes si bien pueden estar luchando por encontrar una verdadera cura y ayudar a todo el mundo, tarde o temprano sucumben ante sus propios intereses, ya sean personales y económicos, o sentimentales.
Sin embargo, lo mejor de Contagio es dejar al descubierto la desesperación de la sociedad, que presa del miedo a morir comienza a ser presa del pánico, de los rumores e incluso hasta temer de la misma verdad.
Así, poco a poco el filme nos enseña lo fácil que es desconfiar de las cosas verídicas, confiar en las mentiras, dependiendo de qué noticia sea la que brinda más esperanza.
Por esta razón es que si bien Contagio es una excelente obra que nos enseña los peligros de no tomar las medidas necesarias ante una amenaza real e inminente, también nos demuestra que siempre hay una posibilidad de sobrevivir, aunque el costo sea alto y la cura no siempre sea fácil de tragar… literal y metafóricamente hablando.