“Los ojos del gato”, la tenebrosa antología de terror de Stephen King
Creepshow (1982), la antología de terror dirigida por George A. Romero y escrita por Stephen King, muy probablemente es una de las mejores, si no es que la mejor de todas ellas. Sin embargo no ha sido el único proyecto con King a cargo del guion, pues tan sólo unos años más tarde el llamado “Amo del terror” sería el responsable de escribir otras tres nuevas historias para Los ojos del gato (Cat’s Eye, 1985), que al igual que la primera, fácilmente está entre las mejores del género.
En Los ojos del gato se presentan tres historias diferentes, todas ellas entrelazadas por un minino que verá el tormento por el que un hombre debe pasar con tal de dejar su adicción al tabaco; al igual que será testigo de la horrible venganza de un amante despechado y, por si fuera poco, también se convertirá en el felino guardián de una niña acechada por un malévolo duende.
Stephen King y el director Lewis Teague nos entregan una película asombrosa e impactante que se aventura a ir entre el suspenso y el terror, aunque al mismo tiempo incluye ciertos toques de comedia y fantasía que le dan a esta antología una atmósfera especial. Además, los más asiduos a King se verán recompensados con pequeñas pero emocionantes referencias hacia otras obras del autor, tales como Cujo (1983) y Christine (1983).
La primera historia de Los ojos del gato nos presenta a Morrison (James Wood), un hombre que con tal de dejar el cigarro se inscribe a una empresa que lo ayudará a parar de fumar. Lo que él no sabe es que dicha compañía se vale de los métodos más despiadado y sádicos para conseguir que sus clientes se aparten de la adicción.
Se trata de uno de los mejores segmentos de la película, capaz de provocar una enorme tensión y suspenso al ver el sufrimiento por el que debe pasar el protagonista. Sin embargo, el verdadero terror es mirar cómo las decisiones y las adicciones de Morrison tienen fatales consecuencias no sólo para él, sino también para sus seres amados.
El segundo segmento podría ser el más débil de los tres al centrarse más en el suspenso que en el terror. Aquí veremos a un millonario vengarse del amante de su esposa, a quien impondrá una peligrosa y mortal prueba con la condición de dejarlo vivir.
Aunque este fragmento se inclina más por la tensión que por el miedo, cabe decir que es bastante entretenido gracias a que logra transmitir una gran sensación de vértigo y suspenso una vez que se conoce la prueba a la que se somete el protagonista, la cual no es otra sino rodear el piso más alto de un edificio sin protección ni equipo profesional alguno. Seguramente lo disfrutarán más (o lo sufrirán) aquellos que temen a las alturas.
En la tercera y última historia, el gato conector de todas éstas pasa a ser uno de los protagonistas de la película, convirtiéndose en el protector de una dulce niña (Drew Barrymore), a quien debe salvar de las garras de un terrible troll que desea quedarse con el alma de la pequeña.
El más divertido de los tres segmentos, pues además de que ahora vemos al gato tener una participación más activa en la trama, esta última historia es más dinámica e infantil que las pasadas, aunque no por ello deja de contener elementos sobrenaturales y un poco de mitos populares (como el hecho de que los gatos roban el aliento de las personas). ¿Lo mejor? Los efectos especiales usados para la lucha a muerte (literalmente) entre el minino y el troll.
Así, con tramas sencillas pero envolventes, Eye’s Cat se vuelve una de las mejores antologías del cine de terror, imperdible para quienes amen las historias cortas pero llenas de intriga.