“Perdida”, un asfixiante y claustrofóbico thriller mexicano
La muerte de un ser querido es uno de los mayores dolores que se puede experimentar, aunque quizá no tanto como la desaparición de alguno. En muchos casos, es mayor el tormento de no saber dónde está o, peor aún, desconocer si se encuentra vivo o muerto. Pero ¿qué ocurre cuando el odio se antepone al duelo? Jorge Michel Grau nos da la respuesta en Perdida.
Eric (José María de Tavira) es un joven seleccionado para dirigir la Orquesta Filarmónica de México. Lo acompaña su novia Carolina (Paulina Dávila), quien desaparece en misteriosas circunstancias, por lo que Eric será el principal sospechoso tras conocer a Fabiana (Cristina Rodlo), con quien comienza un amorío apenas unas horas después.
Con este remake de la cinta colombiana La cara oculta (2011), el director Jorge Michel Grau nos entrega un thriller impactante, estresante y por momentos aterrador, aunque también predecible. Aun así, la historia genera un cierto impacto y estrés gracias a las sorpresas y a los giros de tuerca que alberga su trama.
El suspenso de Perdida (2020) brota desde su inicio pues, sin darnos explicaciones, lo único que vemos es a un Eric destrozado ante la desaparición de Carolina, aunque por alguna razón también se lo ve enojado y frío. Por supuesto, toda esta marea de sentimientos se explica conforme avanza la trama, además de “justificar” de cierta manera el dolor y la arrogancia del protagonista.
Precisamente es su arrogancia y su apatía lo que mayor tensión crea, pues su forma de ser y la manera tan fácil y sencilla en que Eric se olvida de su novia provocan que las sospechas caigan sobre él. Por otro lado, en ningún momento se otorgan indicios o pruebas claras que lo señalen como responsable directo de la desaparición, lo que añade más intriga y misterio a la historia.
Si ahí mismo involucramos a Fabiana, entonces el suspenso aumenta, ya que es gracias a este personaje que la película presenta toques más oscuros. Esto no es solo por ser la mujer que llega para sustituir a la exnovia de Eric, sino porque es precisamente ella quien descubre qué es lo que en verdad ocurrió en la desaparición.
Lo interesante es que para aclarar tal misterio, Fabiana debe ser partícipe de situaciones o de eventos casi sobrenaturales dentro de la enorme y lujosa casa de Eric.
De esta manera, la trama de Perdida oscila entre lo criminal, lo policíaco y, muy brevemente, el terror psicológico.
Sin embargo, gracias a que la historia transcurre de forma anacrónica y desde tres puntos de vista diferentes (Eric, Fabiana y Carolina), pero en tiempos distintos, es que las piezas del rompecabezas embonan hasta obtener una sola explicación.
Es gracias a este ir y venir entre el pasado y el presente que la película se percibe dinámica y entretenida pero, sobre todo, con un buen suspenso. Por desgracia, una vez que se ligan unos hechos con otros es fácil predecir qué es lo que sucederá con cada personaje y hasta su manera de actuar, aunque no por ello deja de ser interesante la forma en que esto se presenta.
Además, los últimos instantes de Perdida están hechos para ocurrir en una claustrofobia total, aunque la desesperación que el filme provoca no proviene tanto de sus escenas. En lugar de esto, el estrés brota por la forma en la que los protagonistas sellan sus destinos al tomar terribles e irremediables decisiones, enseñándonos que el odio, la venganza y el egoísmo son la mejor manera de extraviarse a uno mismo.