Strong Island: genealogía de una lucha contra la segregación racial
Strong Island es un documental autobiográfico que narra la trágica historia de la familia afroamericana Ford quienes se convierten en víctimas de la segregación racial cuando en 1992 William Ford, el hermano mayor del director Yance Ford, es asesinado por un hombre caucásico que sale impune del crimen. El homicidio parte como evento detonante para realizar una cronología que dará cuenta del dolor, la injusticia y la inseguridad padecidas por las minorías en una nación con un falso sentido de la libertad y un racismo aún latente.
Tras 10 años como productor de series en PBS, Yance Ford realizó en 2007 su primer largometraje documental The Ballad of Esequiel Hernández, en el que Tommy Lee Jones narra la historia de un joven americano asesinado por la Marina de los Estados Unidos en la frontera entre Texas y México. Cuatro años después apareció entre los 25 nuevos rostros del cine independiente de Filmmaker Magazine y hoy es el ganador a Mejor Documental Independiente de Los Premios Gotham, Premio Especial del Jurado en Sundance y el primer director transgénero nominado al Óscar.
Activismo y Netflix
Strong Island es una coproducción de Netflix, el director de fotografía Alan Jacobsen, que había colaborado antes con Yance en PBS, el grandioso Danny Glover, y el mismo Yance, quienes hacen mancuerna para crear una obra poderosa que se planta de lleno ante problemas sociales de máxima urgencia. En resumen, se trata de una producción de alta calidad que involucra un equipo de trabajo de primer nivel y que se suma a una más de las obras documentales originales de Netflix, que se cuela de nuevo en la Premiación del Óscar y que me hace preguntar ¿para cuándo se animará Netflix a lanzar sus propia ceremonia de premiación a lo mejor de sus producciones originales?
Intimidad genealógica
La maestría con que está confeccionado el documental es la de alguien con experiencia en la filmación. Aunque apenas es su segundo trabajo en la dirección, es notorio que Yance domina la profesión. Desarrolla una meditación reflexiva sobre el transcurrir de una vida, lo que rebasa por mucho su premisa argumental inicial. Utiliza fotografías como hilo conductor cronológico. Los cuadros que contrastan fondos claros con fotografías descoloridas sostenidas siempre por las manos arrugadas de la anciana madre, recuerdan permanentemente el paso del tiempo, anclando la historia en la nostalgia. Todo ello en una película armada a manera de collage que incorpora fotografías, testimonios, cartas y representaciones del pasado.
Segregación y determinismo social
El objeto espinoso del documental es denuncia del racismo. Strong Island es una declaración política, y poética, sobre el fatalismo que conlleva ser afroamericano en un país cuyas leyes están escritas para beneficiar a las personas caucásicas. Yance vive doblemente esa lucha minoritaria al ser afroamericano y transgénero. A pesar de que ha obtenido en su mayoría elogios por abanderar una lucha importante y hacer eco de una problemática que afecta a muchos, la posibilidad de encontrar críticas y comentarios negativos que denuncian el poco interés que despierta un relato familiar que no refleja sino una historia local o particular (críticas realizadas por gente blanca) es prueba de que detrás de la tolerancia y la corrección política se oculta el monstruo permanente del racismo.
El lado anverso del multiculturalismo inclusivo
Al discutir la película de Get Out, uno de los temas centrales es el del racismo en la sociedad hipócrita de la corrección política posmoderna, que puede estar habitada por presuntos liberales que se manifiestan en pro de la inclusión y la igualdad, pero que maquinan por dentro planes de acción para continuar con su labor racista. Este razonamiento, y mi tendencia hacia el escepticismo, me hacen dudar seriamente de los reconocimientos a este tipo de películas que dan voz a la alteridad y la minoría. Habrá quien tome a mal mi comentario, o quien considere que no importa tanto la intención detrás como la acción de reconocer, pero creo que es importante atender a las verdaderas causas o, al menos, tenerlas en cuenta como posibles.
No cuestiono la calidad del documental, pero debo a fuerzas preguntarme si no ha sido nominado porque es una bella acción política reconocer por vez primera con una nominación a un cineasta afroamericano transgénero; duda que crecerá si gana el premio porque estoy seguro de que hay mejores documentales (y mejores aun que no fueron nominados como City of Ghosts o Last Days in Shibati) y porque es evidente que la academia gana en prestigio con estas decisiones que, como la idea de incluir asiáticos o latinos obligadamente en películas o series, no me parece que cambien en nada el racismo.
Más allá de esta cuestión o de los galardones alcanzados, Strong Island es un documental que vale la pena ver como un híbrido muy bien logrado entre experimentación formal, narración inteligente y documento de protesta que, si bien tiene un ritmo lento algo pesado, avanza con seguridad a un final que no cierra del todo, porque la batalla contra la injusticia permanece abierta.