Cuernavaca: el esfuerzo materializado de Andrade Pease

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Alejandro Andrade Pease es un cineasta oriundo de Ciudad de México. Realizó sus estudios en el Centro de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM y en sus historial lleva la realización de diversos documentales para Televisión Española y el canal OnceTv de México. Además, su cortometraje Juego de manos (2002) fue seleccionado en más de 20 festivales internacionales.

Andrade inició su andar cinematográfico en una época donde, según sus palabras, nadie quería estudiar cine debido al mal momento que padecía la industria nacional. La situación era tan grave que sólo se producían alrededor de 10 películas al año. No obstante, el panorama desolador no mermó el entusiasmo de Andrade.

El cineasta mexicano indica que fue precisamente cuando se lanzó Amores Perros (2000), de Alejandro González Iñarritú, que la industria respiró un nuevo aire de “querer hacer otro tipo de cine”. Esto ocasionó un cierto optimismo y el número de producciones mexicanas aumentó poco a poco.

Pese a lo anterior, la visión del cine mexicano seguía siendo muy incierta y las oportunidades para los nuevos directores eran escasas. Por estas razones, Andrade emigró a España tras finalizar sus estudios en el CUEC y residió nueve años en las tierras de Cervantes.

“En esos años en que me fui, la cosa cambió totalmente. A partir de 2006 surge EFICINE y cambió totalmente el panorama de la industria. Entonces, el apoyo del estado a través de un crédito fiscal hizo que se volviera a producir cine, que hasta el día de hoy, gracias a estos incentivos, se logra producir hasta 135 películas por año. Prácticamente ahora el panorama es que si tú quieres hacer una película y le pones empeño, lo puedes lograr”, comenta.

CUERNAVACA

En Madrid, Andrade comenzó a escribir el guión de lo que después sería su ópera prima: Cuernavaca (2017). Este primer proceso le llevó cerca de un año, y se siguió modificando según avanzaba la etapa de producción en México. Posteriormente, Andrade se preocupó por conseguir financiamiento para su proyecto, aliándose con otros productores. En total, la realización de Cuernavaca le tomó ocho años.

“Fue un año de escribir el guión únicamente; otro año de desarrollo de carpeta, desarrollar el proyecto, hacer presupuestos; con esa carpeta desarrollada, fueron dos o tres años de buscar dinero, buscar financiamiento, buscar socios, coproductores, en fin, fue bastante arduo y bastante difícil, creo que ha sido uno de los periodos más complicados; luego de que conseguimos los recursos y conseguimos hacer la película, fueron como seis meses de preproducción, dos meses de rodaje y luego un año entero de edición; en distribución hemos hecho un año más”, comparte.

Cuernavaca trata la historia de Andy (Emilio Puente), un niño sobreprotegido que, tras la muerte de su madre es llevado a la ciudad de la eterna primavera, a la casa de su abuela paterna. Andy se enfrenta a factores que lo orillan a madurar de forma forzada, como la irresponsabilidad de Andrés (Moisés Arizmendi), su padre, y a desenvolverse en un entorno de violencia, misma que a lo largo de los años ha sacudido al México.

La película tiene influencias de la infancia del director. Una de sus añoranzas fue la casa que tenía su abuela en Cuernavaca, en cuyos jardines había guayabos. Andrade comparte que una de las primeras imágenes que recuerda es la escena de una guayaba explotada en el piso siendo abordada por hormigas. La figura del grupo de hormigas es algo que constantemente está presente en su trabajo cinematográfico.

La producción del filme cuenta con un cúmulo de características muy interesantes. En un extremo, destaca la propuesta artística de Andrade de utilizar actores y no actores para encarnar a sus personajes; los actores representan a la clase social alta, mientras los no actores se colocan en la case social baja. Es una especie de confrontación que trata de retratar una realidad.

“Quise demostrar, actoralmente, la diferencia enorme que existe entre dos clases sociales, entre dos mundos. Por un lado sería el mundo de los burgueses representado por actores y el de la gente popular representado por no actores, ese era mi planteamiento inicial. No tenía ninguna parte como de ‘cambio social’ ni nada, pero sí hay una crítica a un hecho social y lo quería representar de una forma artística”, describe.

Otro aspecto es la participación de Carmen Maura, consagrada actriz española, ganadora de cuatro premios Goya y quien ha trabajado bajo la dirección de figuras como Pedro Almodóvar. Su desenvolvimiento actoral dota de seriedad a la cinta.

También destaca la inclusión de Dulce María Dominguez, actriz con síndrome de Down, quien interpreta a Deli, hija de Maura y tía de Andy. Su papel le da naturalidad a la obra y concuerda con el intento de Andrade de acercarse a los humanos, quienes para él tienen lados luminosos y oscuros.

En términos monetarios, Cuernavaca tuvo un presupuesto alrededor 18 millones de pesos, lo cual asegura el director, está por debajo del promedio de costo total de una producción mexicana comercial que suele estar arriba de los 20 millones de pesos. Parte del financiamiento de Cuernavaca fue gracias al estímulo federal EFICINE.

“Con una distribución y garantías de exhibición como la que tenemos en México es muy difícil recuperar el dinero. Si no fuera por incentivos fiscales no existiría la mitad de las películas mexicanass que ves, y menos apuestas más arriesgadas que no son lo típico que buscan los distribuidores como comedias fáciles, comedias tontas, comedias masivas, Si no existiera este tipo de estímulos, probablemente lo único que habría serían películas masivas de comedia tonta o películas muy pequeñas, independientes, hechas caseramente en una semana de filmación”, concluye.

En 2017, Cuernavaca fue aplaudida en el Festival Internacional de Cine de Roma y en marzo pasado fue exhibida en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, donde también fue alabada. Sin duda, es un claro ejemplo de lo que actualmente cuesta, en términos monetarios y temporales, hacer cine de calidad en México.