The Haunting, la verdadera y trastornada historia de Hill House

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En el año de 1963, se estrenó una adaptación cinematográfica del aclamado libro The Haunting of Hill House (La maldición de Hill House, 1959) que se catapultó a la cima como una de las mejores entregas de terror psicológico; ésta, a su vez, y por sugerencia de la autora, se llamó simple y sencillamente The Haunting.

La dirección a cargo de Robert Wise, con un guion de Nelson Gidding, narra la historia de un grupo de personas encerradas en una casa embrujada debido a un experimento paranormal.

El doctor John Markway, en su afán de publicar un libro sobre sitios hechizados, reúne a un selecto y peculiar conjunto de voluntarios, dos de ellos con un gran poder psíquico, para pasar una temporada en Hill House, una de las casas, supuestamente, más embrujadas de la región. El propósito de dicho experimento es que cada uno de los participantes tome nota de todo lo que sienta o perciba dentro del lugar.

Eleanor Lance (Julie Harris), Theodora/ “Theo” (Claire Bloom) y Luke Sanderson (Russ Tamblyn) llegan a Hill House movidos por la expectativa de presenciar algo único e irrepetible, un suceso sobrenatural sin precedentes, pero se encuentran con algo más…

La adaptación de Wise ahonda en la suposición de que el verdadero enemigo, aquél inalcanzable para nuestros débiles recursos defensores, habita en los recovecos ocultos de la mente humana. No hay a quién más temer, sino a uno mismo.

Clima de inquietud, tonos siniestros

Nell (diminutivo de Eleanor), quien aparentemente posee capacidades psíquicas- de chica su casa sufrió una lluvia de rocas que duró tres días-, es una mujer con rasgos propios del patetismo, consumida física y emocionalmente por los once años que dedicó al cuidado de su madre enferma, movida a aceptar la propuesta del doctor John por el deseo de que algo emocionante le suceda en su plana existencia. Ella es la primera en llegar a Hill House. Al instante de entrar en el terreno de la mansión, Nell percibe que algo siniestro se alza desde los cimientos de Hill House hasta rasgar el cielo negro, e incluso se siente tentada a dar media vuelta y huir.

(Eleanor) pisó el freno y se quedó contemplando el edificio. Era una casa abominable. Sintió un escalofrío y pensó Hill House es un sitio atroz y enfermizo; sal de aquí inmediatamente.

De hecho, no sólo en el momento preciso de encontrarse con la casa es que Nell tiene esta premonición, sino que de camino al lugar experimenta el breve impulso de pisar el acelerador contra un árbol (quizá su subconsciente extra sensible a las perturbaciones psíquicas trataba de evitar que se encontrara con la perversidad de Hill House).

Haciendo uso de todo su aplomo, Eleanor Lance baja de su automóvil para adentrarse en la retorcida y hórrida estructura.

Poco tiempo después de que la señora Dudley, ama de casas de Hill House y personaje incapacitado a quedarse ahí después de que oscurezca, le enseñe su habitación, Eleanor conoce a la segunda invitada en llegar: Theodora.

Theo fue seleccionada por el doctor John por contar con una increíble habilidad telepática, herramienta que le permitió, en algún momento de su vida, adivinar 19 de 20 cartas Zener dentro de un laboratorio de investigación.

Inmediatamente, las dos chicas se profesan la honesta intención de entablar una amistad.

Luke Sanderson es el futuro propietario de la casa, y tercer invitado en realizar su aparición en la estructura asediada por malignos espíritus. Su tía, una señora adinerada con una clara enemistad hacia él, puso como única condición para alquilar Hill House al doctor John, que éste permitiera que su sobrino fuera incluido entre el grupo de voluntarios.

Todo se complica

Desde la primera noche en la casa abandonada entre las colinas, los protagonistas sufrirán una serie de hechos sobrenaturales que, lejos de significar una experiencia irrepetible y la oportunidad de alcanzar el éxito, desencadenarán, en tragedia y muerte.

Conforme pasan los días, Eleanor presenta rasgos de una clara paranoia; cree fervientemente que los demás hablan detrás de ella y que debe protegerse a como de lugar de los celos y rencores que Theo comienza a proyectar en su contra. A su vez, Theodora reacciona de manera defensiva cada vez que se encuentra con Nell, quizá porque los poderes telepáticos de la primera le permiten saber que algo va mal.

Los sucesos paranormales que ocurren en Hill House no hacen otra cosa más que agravar la fragilidad mental de Nell, quien se convence de que la casa la desea sólo a ella, y que nadie puede escuchar las cosas que salen de su cabeza.

Una noche, mientras todos los demás habitantes duermen, Nell sale de su habitación y danza por los pasillos de Hill House, ella es capaz de escuchar cada uno de los movimientos de la casa, de oler cada uno de sus olores; Eleanor llega a la galería de estatuas y sube por la vieja escalinata de caracol que da hasta lo más alto de la torre. Luke logra acceder hasta donde ella está, no sin dejar de lado un terrible temor; la escalera podría derrumbarse con ellos dos dentro. Nell es rescatada, pero, asustados por los alcances de ésta, y por la creencia de que Lance podría haberse quitado la vida, el grupo decide echarla a la mañana siguiente.

Desesperada por la elección de sus compañeros, Eleanor lleva a cabo un acto atroz.

Terror profunda y burdamente psicológico 

Los personajes, al ser puestos bajo una presión mental extrema, mostrarán una parte de su personalidad antes oculta para los otros y para ellos mismos, especialmente el personaje de Eleanor, quien pierde totalmente contacto con la realidad.

Es cierto, Hill House es una casa embrujada; pero lejos de ser un sitio aterrador por sus sucesos paranormales, lo que realmente crispa los nervios de sus habitantes, así como de los espectadores de la cinta, es la oscura evolución de sus personajes y la forma en la que dichas perturbaciones alteran irrevocablemente sus mentes.

Golpes en las paredes y en las puertas, habitaciones manchadas de sangre, vívidas alucinaciones, voces en la oscuridad… Hill House está viva y no es necesario pasar bastante tiempo encerrado en sus concéntricos interiores, con gélidas corrientes de viento y sombras amenazantes, para saber que algo peligroso y ancestral acecha, pero lo peor está por venir cuando uno de los personajes principales establezca una íntima conexión intelectual con la propiedad, perdiéndose en los límites borrosos.

La cinta tuvo un remake en 1998, protagonizado por Catherine Zeta-Jones y Liam Neeson, pero lamentablemente no obtuvo buenas críticas como su predecesora.