Cómo Shyamalan conecta ‘Glass’, ‘Fragmentado’ y ‘El Protegido’
Es una regla aritmética del cine: por cada película excelsa que haga el maestro de la tensión M. Night Shyamalan surgirán el cuádruple de películas terribles. La fórmula matemática de Shyamalan puede resumirse en la proporcionalidad directa de: por cada El Sexto Sentido hay La Aldea, La Dama del Agua, The Happening, y la unánimemente terrible The Last Airbender (con 43%, 24%, 18% y 6% de puntaje en Rotten Tomatoes respectivamente). Parecería que nuestra fe en el genio hindú del celuloide nos condena a un ride de alfombra mágica que, de los altos más sublimes, desciende en un volantazo espiralado de desastre que explota y arde con películas tan calamitosas como After Earth.
Pero la rigidez numérica también lo auguró. Tras una serie de desastres, Fragmentado -el tour de force de 24 personalidades de James McAvoy– llegó a principios de año al cine como una terapia de choque de genialidad cinematográfica y una inesperada conexión con la presencia sutil del irrompible David Dunn de Bruce Willis. A 18 años de su estreno, la unión entre Split con la pieza maestra subestimada El Protegido de forma tan intencionada y precisa nos devolvió la fe. Ese pivote narrativo nos llevó a la esquizofrenia controlada de amar, odiar, y amar de nuevo a M. Night Shyamalan.
Nuestra razonable preocupación llega con Glass que, según anunció el mismísimo director hindú, sería el cierre de la Trilogía Irrompible y secuela directa de Fragmentado. El cineasta se lanzó a su realización poco después de que el giro de la trama de Split ya fuera vox populi y, a solo once meses del estreno, la tercera entrega de la trilogía terminó hoy mismo su rodaje. Ahí es donde entran nuestras dudas: ¿ocurrirá nuevamente la maldición shyamalanera con una pieza de esta trascendencia narrativa ? Pues, todo señalaría que no. Tras mucha especulación de cómo se unirán ambos universos, la trama apunta en una dirección mucho más concreta y afortunadamente inspirada. Y este es el momento en el que dejas de leer si no viste Fragmentado: abundan los spoilers.
Just wrapped #Glass!! Much love to my cast & crew. Thank you for helping me tell this special story. And love to Philly for all the support!
— M. Night Shyamalan (@MNightShyamalan) December 5, 2017
La comunión entre el protegido Dunn y el multidentitario Kevin Wendell Crumb (junto a Patricia, Dennis, Hedwig, Barry, Jade, Orwell, la Bestia, Heinrich, Norma, y más que viven dentro del único cuerpo del sensacional McAvoy) retorna uno de los tropos más inspirados de marca registrada M. Night: la delgada línea entre lo sobrenatural, lo imaginario y lo posible, con una inusual tónica de verosimilitud. Después de crear el contexto académicamente adecuado con la psicóloga Karen Fletcher (la leyenda de Broadway Betty Buckley), la aceptación de la Bestia como una entidad independiente con capacidades sobrehumanas, una especie de malformación mutante de la Horda de las personalidades de Crumb, opera como el primer punto de continuidad entre un universo y el otro.
Shyamalan tiene el talento para hilvanar una historia imposible con legitimaciones tan lógicas que nuestro registro de realidad se tuerce para acomodarlas. La trama de El Protegido operaba sobre esa misma base: la de Bruce Willis era una manifestación posible y lógica de superpoderes que, incluso, nos derivaba a la noción de héroe y villano -auxiliado, además, por un metadiscurso que se construía sobre las historietas y su visión de bien vs. mal. En esa ocasión, hace casi dos décadas atrás, nos encontramos con Mr. Glass/Elijah Price, el villano que perfiló el osteoporósico imperfecto de Samuel L. Jackson. En su obsesión de hallar al antagonista de su propia debilidad, Price planeaba accidentes en los que las chances de supervivencia fueran mínimas del que emergió Dunn, el superhéroe anónimo y único sobreviviente que resultó absolutamente ileso de un accidente ferroviario.
Fragmentado no sólo nos encuentra con la continuación de este universo simbólico en los que los poderes son posibles, sino que también explicita la conexión en la escena pos-créditos, cuando una mujer en una cafetería afirma que La Bestia le hace recordar a un suceso previo. Dunn, a puro look policial, dice que es ese mismo Mr. Glass a quien le recuerda el caso. El anuncio de que la tercera película se llamaría Glass no dejó mucho lugar a las dudas respecto de la conexión entre una película y otra. Ya desde lo nominal, la trilogía tiene una continuidad temática que arranca con los opuestos diametrales de lo unbrekable -o irrompible, la traducción literal de El Protegido– y lo split– que en su traducción más fiel sería una grieta. Glass, como cristal, sería la manifestación última de esa fragmentación para dar pie a una espectacular ruptura, lo que nos da pauta de cual es el contenido con el que podemos encontrarnos.
Es más, de acuerdo a la sinopsis oficial de la película ambos mundos estarán mucho más relacionados de lo que creíamos inicialmente. «Tras la conclusión de Split, Glass nos presentará a Dunn persiguiendo a la figura sobrehumana de Crumb, La Bestia, en una serie de encuentros que escalan. En tanto, la oscura presencia de Price surge como el orquestador que mantiene los secretos que son importantes para ambos hombres«, explica. La aparición de Mr Glass como mano invisible que tirará de los hilos en Cristal seguramente tendrá que ver con la psicosis esquizoide de Kevin. Su indudable protagonismo, sumado a su convicción de probar la condición humana a través de las historietas y sus metáforas bien puede tener que ver con un posible enfrentamiento entre David Dunn y su verdado archinémesis, la Horda de Crumb.
Dunn y Crumb -además de tener dos nombres aliterativos que son clásicos a la mitología de los cómics- son diametralmente opuestos como bien deben ser héroe y villano, al punto desde el que lo sus superpoderes son completamente contrarios. Kevin, por un lado, emana sus podres de la fractura mental de sus 24 personalidades y es esa ruptura la que le da la capacidad para convertirse en esa horda. David, por el otro, es… Bueno, irrompible y ya. Sus superidentidades son antagónicas al punto en que podemos simplificarlas en las antípodas de mente rota vs. físico que no puede romperse.
Lo curioso es que el origen de la capacidad sobrehumana de ambas entidades obedece a las reglas arquetípicas del relato donde el trauma que crea o vuelve consciente la mutación está absolutamente espejado. Willis tiene su origin story como el único sobreviviente del terrorismo de Price: el accidente de tren se llevó las vidas de todos los pasajeros menos la suya. El más terrible accidente que podría haber roto el cuerpo de Dunn es la muestra más certera de su superfuerza. En la misma tónica, Crumb encuentra el nacimiento de su disociación de identidad en el abandono de su padre, que dejó a Kevin y a su madre en un tren.
Esta serie de paralelismos nos hace creer que el trauma podría ser unívoco y que el mismo accidente de tren que por el que Dunn accedió a su superpoder haya sido el mismo que le haya roto la mente a Crumb, el origen definitivo de sus capaciades mutantes. El hecho de que hasta lo veamos dejando flores de manera simbólica en la estación de tren en Split nos da la pauta de que ese bien podría ser el caso. De hecho, el trauma de uno y otro está tan espejado que, literalmente, se conecta en la ruptura de los vidrios de cada película.
Es más: tendría perfecto sentido que fuera Mr. Glass ese hacedor de héroe y villano en simultáneo para ver puesta a prueba su visión maniquea de bien contra el mal en acción. Incluso, cerraría perfectamente en un punto arquetípico: Elijah Price tiene una mente perfecta en un cuerpo roto y Kevin Crumb tiene una mente rota en un cuerpo hiperpoderoso. Pensar que Glass haya creado en un mismo y espectacular acto a antagonista y superhombre cuadraría con la exploración de la cualidad humana que encausa Shyamalan.
Otra de las teorías que podemos conjeturar es que Dunn, incluso, sea ese mismo padre ausente. Y ahí nos volvemos todos locos. Amén de la correspondencia cronológica, Unbreakable nos presenta al matrimonio en crisis de la familia Dunn e, incluso, podemos ver al propio David no sólo coqueteando con otras mujeres y quitándose su anillo de casado, sino también directamente eludiendo la pregunta de su esposa de si estaba con alguien más e incluso amenazado con mudarse a Nueva York de la Filadelfia del hogar familiar. ¿Y dónde ha crecido Kevin? Pues, en New York. El abandono del padre cobra nuevo sentido, y hasta genéticamente resuena que ambos tengan poderes. En ese sentido, el trauma infantil podría dotar de fuerza extra a sus facilidades, incluso convirtiendo a la personalidad de La Bestia en la más poderosa de todas.
La alternativa menos telenovelera sería que el niño que podemos ver en El Protegido siendo abusado por su madre –y que Dunn se plantea salvar- sea el propio Kevin. Si lo estiramos un poco, también cuadraría que conectaran vía el secuestro que vemos tanto en Unbreakable como en Split. El rapto que inicia los eventos de Fragmentado nos evoca fuertemente a los del El Protegido. Después de todo, fue Dunn quien liberó a un grupo de niños que habían sido secuestrados por un conserje. Teniendo en cuenta de que Dunn daba especial importancia al campo de la infancia y la adolescencia y el prontuario de Crumb con los secuestros, podríamos conjeturar que Kevin era uno de ellos o, incluso, que Glass podría tener un secuestro como patada inicial.
Dunn como Crumb lograron superar sus limitaciones humanas, convirtiéndose en superhombres ciertamente teje un relato de profunda intensidad. Más allá de la disolución de la identidad o de la superación del ego, la trilogía irrompible de Shyamalan conecta de maneras mucho, muchísimo más profundas de las que podíamos adivinar. Y esperamos que al directorno se le venga la noche y pueda cerrar el universo simbólico con todos sus moños en la próxima Glass.