The Post: periodismo independiente en tiempos de Nixon

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En 1971, The New York Times publicó una pequeñísima parte de un destape masivo de secretos gubernamentales en torno a la guerra de Vietnam (Papeles del Pentágono). Esos documentos abarcaban más de tres décadas y cuatro mandatos. Más de 4000 páginas que demostraban que Estados Unidos había estado mintiendo a su población durante mucho, mucho tiempo. Por esa razón, la editorial fue rápidamente silenciada por el gobierno de Nixon, recurriendo a laberintos legales. Sin embargo, el Washington Post decidió seguir adelante y continuar con las exposiciones, con riesgo de ir a prisión. The Post relata esa hazaña periodística como una llamada a las armas en favor a la democracia, una que se lucha con tinta y papel, y lo hace en un momento idóneo para hacernos reflexionar acerca de situaciones y problemas actuales.

El docudrama que muchos verán como heredera de Spotlight (2015), se centra principalmente en Kay Graham (Meryl Streep) y Ben Bradlee (Tom Hanks), dueña del Washington Post y su editor jefe, aunque el relato presenta también algunos secundarios con peso, como el redactor Ben Bagdikian (Bob Odenkirk). El guión sabe amenizar la complejidad política del momento, tocando claves pero combinándolas siempre con una visión inspiradora del periodismo; uno urgente y caótico, pero sobre todo honrado. Es una decisión inteligente para evitar un relato que podría haber sido denso y poco accesible, aunque de vez en cuando puede dar la impresión de que quiere gritar que el periodismo es el mejor trabajo del mundo. No llega a caer en la fanfarronería, pero la esquiva por poco.

Fuente: variety.com

Ben Bradlee le va a Tom Hanks como anillo al dedo. Es un periodista con experiencia, uno que se sabe todos los trucos, legales e ilegales, y transmite bien esa garra burlona pero honesta que todos tenemos en la cabeza cuando nos imaginamos a las cabezas de esa profesión. Sin embargo, la que brilla es Meryl Streep. Kay Graham es la dueña del Washington Post por herencia, a causa del suicidio de su marido. Es una mujer que, por piruetas del destino, no se encuentra tan solo inmersa en un mundo de hombres, sino que tiene poder para transformarlo. Aquí es cuando una película que relata sucesos del siglo pasado da un paso al frente y pone en pantalla un fondo feminista potente, con relevancia actual, y la actriz no hace más que elevarlo.

Con The Post, Steven Spielberg demuestra que sabe, y muy bien, cómo y cuándo tocar las notas adecuadas. Si algo caracteriza su cine, es la maestría a la hora de transmitir emociones. De ahí el definido como “plano Spielberg”: ese primer plano, siempre reacción, que se aproxima a la cara del personaje y nos hace empatizar y sentir. Al igual que en Bridge of Spies (2015), aquí el cineasta busca esa efectividad, construyendo un relato aparentemente transparente pero que en realidad está moviendo los hilos correctos en todo momento. Es una tarea nada sencilla: nada más y nada menos que convertir cualquier narración, incluso una basada en un periodo político denso, en algo emocionante y, en este caso, con relevancia actual.

Fuente: theplaylist.net

Porque además del fondo feminista, The Post es una película que sirve para reflexionar alrededor de la situación estadounidense actual. Hoy, más que nunca, tenemos que recordar la importancia de la libertad de prensa frente a una administración opaca y secretista, más cuando está a la cabeza de alguien tan despreciativo y soberbio.