“El Exorcista”, la saga que hizo temblar al mismo Dios

- Por

En 1971, William Peter Blatty estremeció el mundo de la literatura con una novela que desafiaba toda creencia entre el bien y el mal, pues en cada una de sus páginas, y en cada una de sus frases, confrontó a Dios y al diablo en una encarnizada guerra cuyo campo de batalla no fue otro más que el cuerpo de una inocente niña llamada Regan MacNeil. Sin embargo, fue en 1974 cuando el cineasta William Friedkin transportó estas despiadadas imágenes de la tinta a la pantalla, dejándolas plasmadas en lo más profundo de la pupila y el alma del espectador en la que hoy en día es considerada la película de terror más escalofriante de todos los tiempos: El Exorcista.

Fue así que esta dupla entre escritor y director le regaló al mundo uno de los mejores productos que el cine de género ha engendrado, pues mientras Blatty fue el autor de la novela homónima también se encargó de escribir el guion que más tarde Friedkin llevaría a la pantalla. Y aunque dicha mancuerna sólo fue vista una vez, su legado fue el suficiente para que otros más se atrevieran a continuar con éste, no sólo profundizando en su historia sino arriesgándose a contar los orígenes de la misma.

A continuación te damos un breve pero macabro recorrido por la saga que ha desafiado todo límite entre cielo e infierno:

El Exorcista (1973)

A casi 50 años de su estreno, The Exorcist (El exorcista) continúa defendiendo el título de la mejor película de terror en la historia, pues debido a su argumento y escenas tan fuertes que mostraba (al menos para esa época), terminó por convertirse en un parteaguas que marcó un antes y un después en el cine de género. Esta película dirigida por William Friedkin y con un guion de William Peter Blatty, no sólo mostraba imágenes perturbadoras –e incluso subliminales- que abarcaban desde la laceración del cuerpo hasta la vejación sexual, sino que dejó en claro de una vez por todas que en este mundo nadie está salvo de uno de los males más antiguos y poderosos que han atormentado a la humanidad: la idea de que el demonio es real.

En The Exorcist, Regan MacNeill (Linda Blair) es una niña de 12 años de edad que, luego de jugar ella sola a la ouija, poco a poco comienza a presentar síntomas de un extraño trastorno mental. Sin embargo, no es hasta que el comportamiento de la joven se vuelve por demás violento –e incluso hasta sobrenatural- que su madre, la actriz Chris MacNeil (Ellen Burstyn) decide contactar con los sacerdotes Damien Karras (Jason Miller) y Lankester Merrin (Max von Sydow), hecho que dará pie a una encarnizada batalla entre el bien y el mal.

El Exorcista 2: El hereje (1977)

Cuatro años después de los fatídicos eventos en el hogar de los MacNeill, una Regan de 17 años de edad aún se está recuperando de las secuelas que la posesión demoníaca le dejó tiempo atrás. Sin embargo, la iglesia (en vías de modernizarse y negar a satanás) se muestra totalmente renuente a aceptar que el padre Merrin llevó a cabo un exorcismo, sino que en lugar de ello lo han catalogado como un hereje al haber realizado procedimientos bastante violentos durante el ritual efectuado para expulsar al demonio del cuerpo y alma de Regan. Ahora, el padre Philip Lamont (Richard Burton) ha sido el elegido para llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre lo que en verdad ocurrió; sin embargo, una vez más el cielo y el infierno se verán las caras cuando las autoridades eclesiásticas se den cuenta que el demonio no fue abatido totalmente de la niña, sino que sigue durmiendo y esperando a despertar para una pelea más.

Aunque esta segunda parte, dirigida por John Boorman, fue apaleada tanto por la crítica especializada como por el séquito de fans de la primera película, con los años se ha ganado el título de ser una cinta de culto, sobre todo después de las declaraciones de Martin Scorsese, quien aseguró que “(El Exorcista) me gusta por la culpa católica que tiene, además de que me asustó, pero El Hereje la supera; tal vez Boorman falló en ejecutar el material, pero la película todavía se merecía algo mejor de lo que obtuvo (…) es en la secuela donde la forma cinematográfica absorbe completamente al espectador hasta un punto donde pocas veces la historia del cine ha sabido llegar”.

El Exorcista 3 (1990)

La tercera parte de esta saga llegó bajo la dirección de nada más y nada menos que del mismo William Peter Blatty, quien, como ya dijimos, fue el escritor de la novela homónima que diera pie a la primera cinta de The Exorcist. Asimismo, y al igual que el filme original, esta vez el guion también fue escrito por él, sólo que esta tercera cinta se basa en su novela Legión.

En The Exorcist 3 el teniente Kinderman (George C. Scott) y el padre Joseph Dyer (Ed Flanders) han desarrollado una especia de amistad desde el incidente con la niña Regan MacNeil, ocurrido 15 años atrás. Sin embargo, no es sino hasta que Dyer muere de forma violenta que Kinderman comienza a relacionar una serie de brutales crímenes, todos ellos llevados a cabo por un asesino serial conocido como Géminis, el cual habría actuado en el mismo tiempo que se llevó a cabo el exorcismo de Regan. Para resolver este misterio, el teniente asiste a un pabellón psiquiátrico donde está internado un hombre que físicamente resulta idéntico al fallecido padre Damien Karras, quien al parecer se encuentra poseído por dos espíritus: el del mismo Karras y el del asesino Géminis.

Esta película para muchos significó la reivindicación de la saga, pues no sólo resultó con una mayor solidez en cuanto a guion e historia a comparación de la segunda parte, sino que el retorno de Blatty en la escritura y la dirección de la cinta también significó volver a la esencia original de The Exorcist, ya que esta segunda secuela tiene ciertas secuencias que la relacionan directamente con la primera entrega.

El Exorcista: El comienzo (2004)

Si bien la saga parecía haber tenido un segundo aire con la continuación dirigida por Blatty, fue 14 años después que el director Renny Harlin se atrevió a realizar Exorcist: The Beginning (El Exorcista, el comienzo), que para su desgracia, es considerada por muchos como la peor secuela de la franquicia. Y quizá no sea para menos, pues ya desde un inicio –incluso antes de ser estrenada- varios auguraban un mal resultado cuando Paul Schrader –quien sería el director original- fue despedido debido a que a los estudios no les agradó la historia que quería contar, por lo cual decidieron poner a Harlin al mando.

La película nos muestra un retroceso en la historia hasta 1949, pues en esta ocasión vemos al padre Merrin (Stellan Skarsgård) viviendo en el Cairo y retirado oficialmente del sacerdocio, sobreviviendo únicamente gracias a su experiencia como arqueólogo y ciertos trabajos que realiza en este campo. Cierto día recibe un encargo especial de parte de un misterioso coleccionista, el cual le pide robar una imagen sagrada de un templo que se encontraba oculto. Sin embargo, lo que Merrin descubre bajo tierra son pruebas de que en este mundo habitan fuerzas inexplicables e incomprensibles que únicamente pueden ser calificadas como diabólicas.

Esta cinta recibió críticas tan malas como una que se puede leer en la página Rotten Tomatoes y que la describe como “Una mediocre película de terror gore, que no se acerca en nada al film original de 1973”, aunque hay otras más amables como las del crítico Jack Mathews, para quien “No es despreciable, sino meramente aburrida”.

Dominion: Precuela del exorcista (2005)

Curiosamente esta no se trata de una secuela de la película anterior, sino que es el intento desesperado de los estudios por sacar aún más dinero de la franquicia, ya que Dominion: Prequel to the Exorcist (El Exorcista: el comienzo (la versión prohibida)) simplemente es el estreno directo a dvd de la versión que Paul Schrader había grabado –de forma íntegra- para la película anterior antes de que los estudios lo despidieran.

La historia no muestra nada diferente a lo descrito en la película del 2004, pues en esencia es el mismo argumento, ya que aquí también se presenta al padre Merrin (interpretado de nueva cuenta por Stellan Skarsgård) uniéndose a una excavación en donde descubrirá que el mal ha estado enterrado durante siglos, únicamente esperando el momento para despertar. Sin embargo, lo curioso es que mientras los estudios despidieron a Schrader al no haberles gustado esta versión, esta cinta fue mejor recibida que la estrenada en cines en 2004; tan es así que algunos críticos la describieron como superior (aunque no por mucho) a la de Harlin. Ejemplo de ello lo tenemos en las palabras de Roger Ebert, para quien fue una obra que «En lugar de sustos baratos, Schrader nos da una visión escalofriante de un buen sacerdote que teme que la bondad quizá no sea suficiente».