Las 15 esenciales de Ingmar Bergman, a 100 años de su nacimiento
Se han cumplido cien años del nacimiento de uno de los directores más importantes en la historia de la cinematografía, aun de los artistas más importantes del siglo XX: Ingmar Bergman.
Nacido en Uppsala, Suecia, en 1918 en el seno de una familia católica protestante, fue desde siempre un alma atormentada; sensible a la mitología semítica. Aunque perdió su fe desde muy temprana edad, él mismo llegó a decir que fue a la edad de ocho años, la obsesión por la simbología y los misterios de la cristiandad lo acompañaron siempre.
Eso no impidió que a lo largo de su trabajo como dramaturgo, y después como cineasta y productor televisivo, se imbuyera en los misterios apóstatas del siglo XX: el vacío, la muerte de dios, la propia muerte; la angustia, el quiebre definitivo de la identidad; el abismo, y los despojos mortales del cuerpo.
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— Ingmar Bergman (@IB_Foundation) January 15, 2018
Fascinado desde niño con la cinematografía, fue en este arte, no obstante, en donde reflexionó de forma más profunda y lúcida sobre la condición humana. Se casó cinco veces y tuvo nueve hijos; su vida personal, que involucró un arresto en 1976 por evasión de impuestos (situación que lo llevó a la quiebra moral y financiera) pareció estar siempre dominada por el desorden y el caos.
Su vida profesional, no obstante, fue ordenada y prolífica. Es autor de más de 60 filmes estrenados en cine y televisión, casi todos escritos y dirigidos por él; y de 127 piezas teatrales. Fue un hombre fiel a su equipo: a lo largo de toda su carrera, que duró casi seis décadas, se apoyó de dos cinematógrafos maestros, Gunnar Fischer y Sven Nykvist, quienes rodaron la mayoría de sus películas.
“Soy la suma de todo lo que he leído, visto, escuchado y experimentado; yo no creo que las raíces del artista estén en el aire”, escribe en su primer libro autobiográfico La linterna mágica. Apasionado lector de su paisano Henrik Ibsen, de Sören Kierkegaard, y Kafka, encontró en la literatura y la dramaturgia contemporánea y clásica, la huella fundacional del acto de narrar.
Happy #WorldBalletDay from Ingmar Bergman's stirring reverie about life, death, and love, SUMMER INTERLUDE (1951): pic.twitter.com/ZWQFFUq2tO
— Criterion Collection (@Criterion) October 4, 2016
Pese a que tenía más de una década trabajando en la industria escandinava, su reconocimiento internacional llegó hasta mediados de la década del 50, con Smiles of a Summer Night, nominada a tres premios BAFTA, y a la Palma de Oro en Cannes.
Con la proyección, dos años después, del Séptimo Sello, película que es hoy la más emblemática sobre el tema de la muerte, se colocó al lado de una oleada de directores de todo el mundo que estaban revolucionando la industria y el séptimo arte: Fellini, Kurosawa, y toda la Nouvelle Vague.
En el caso de Bergman, esa ola no se detuvo hasta el día de su muerte, el 30 de julio de 2007, a la edad de 89 años. Dice Paul Ricoeur que existen tres maestros de la sospecha (Marx, Freud, y Nietzsche); en Cineoculto decimos que hay un maestro indiscutible de la angustia: Ernst Ingmar Bergman; y para celebrar los 100 años de su nacimiento, escogimos 15 de sus películas esenciales.
Music in darkness (1948)
Adaptada de la novela homónima de Dagmar Edqvist, co autor del guion junto con Bergman, narra la historia de Bengt Vyldeke, un acomodado y talentoso pianista que en un accidente durante su servicio militar pierde la vista.
A partir de ese momento, la lucha de Vyldeke será no sólo en contra de sí mismo (por su incapacidad), sino de todo un sistema de clases y creencias que lo relegan a un estado de completa inutilidad.
Aunque esta cinta está más influenciada por el neo realismo italiano y filmes como El ladrón de bicicletas, sus contrastes de luz/oscuridad, sus toques oníricos y su aura kafkiana, la colocaron en opinión de algunos críticos como una pieza de neo expresionismo. Estuvo nominada al Gran Premio Internacional del Festival de Cine de Venecia.
Secrets of Women (1952)
Aunque el terror, la angustia y la muerte son los temas más recurrentes en la obra de Bergman; el amor, las pasiones y las formas que tienen estas de torcer las relaciones humanas también fueron igualmente importantes. A Bergman nunca le faltó sentido del humor, y en cada una de sus películas hay elementos que reafirman la vida, la gracia y la hilaridad de la existencia.
Esta película es el primer ejemplo del lado cómico de Bergman. Cuatro esposas de cuatro hermanos narran sus secretos matrimoniales mientras esperan a sus maridos en una pequeña villa. La famosa escena del elevador entre los actores Gunnar Björnstrand y Eva Dahlbeck, llevó a Bergman a explorar seriamente el género de la comedia en filmes posteriores como Smiles of a Summer Night.
Smiles of a Summer Night (1955)
Se trata de la primera y más celebrada comedia de Bergman. A las puertas del nuevo siglo, dos parejas y sus respectivos amoríos se dan cita en una pequeña casa veraniega propiedad de Desiree Armfeldt, una bella actriz cuyo recién nacido es, al parecer, hijo ilegítimo de Fredrik Egerman.
Un desafortunado encuentro entre Fredrik y el Conde Carl Magnus, amante actual de Desiree, obliga a los dos varones a encontrarse después en la casa de Desiree. Ahí dentro ocurrirán las más hilarantes situaciones sexuales y amorosas.
Se trata de una arriesgada comedia sexual que juega con los más profundos estatutos morales de la época. Esta cinta influenció en buena medida a directores como Woody Allen, quien la adaptó en 1982 bajo el título A Midsummer Night’s Sex Comedy.
The Seventh Seal (1957)
Es quizá la máxima obra maestra de Bergman. Narra la disputa de Antonius Block contra la muerte en una partida de ajedrez. Block es un guerrero cruzado que, tras años de luchar por la cristiandad, regresa a su pueblo natal en Dinamarca para encontrarlo devastado por la peste negra.
Al llegar, la muerte se le presenta y Block la reta a una partida de ajedrez, para ganar tiempo y lograr su última voluntad. Al lado de su escudero y un grupo de juglares, la disputa de Block dará pie a importantes reflexiones sobre la muerte, la duda sobre la existencia de Dios, y el sentido de vivir. Una escena emblemática, la de la confesión de Block ante lo que él creía un cura (era la muerte en realidad) ha sido catalogada como una de las mejores en la historia del cine.
El film tiene una importante carga de la simbología medieval y de elementos fantásticos. Ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Cannes, y otra media docena de premios en todo el mundo.
Wild Strawberries (1957)
El mismo año en que se lanzó The Seventh seal, una de las piezas más altas en la historia de la cinematografía, Bergman editó Wild Strawberries, otra pieza maestra de igual magnitud que la anterior.
Con una imponente carga existencialista, el film narra en retrospectiva la vida del profesor Isak Borg, un eminente bacteriólogo que viaja, junto con su nuera recién embarazada y su hijo primogénito, Evald, hacia la provincia de Lund para que le sea otorgado un doctorado honoris causa.
Durante el viaje, la oscura relación del viejo con su nuera se hará patente, al tiempo que Borg reflexiona sobre su propia vida, su soledad, y sus culpas. Fue nominada a Mejor Guion Original en los premios americanos de la Academia, y ganadora del Globo de Oro a Mejor Película Extranjera. Ganó también otra docena de premios en Berlín, Venecia y Reino Unido.
Through a Glass Darkly (1961)
Aunque Bergman lo admitió sólo de forma tangencial, sus críticos han apuntado que este filme es el primero de la Trilogía sobre la ausencia de Dios. Narra el quiebre psicoemocional que sufre Karin, una joven que regresa a su casa después de una estancia en el hospital siquiátrico.
Al volver, se enfrentará al temperamento cada vez más inestable de su marido, que no acepta la presencia del padre y el hermano menor de Karin. Esta lucha de poderes domésticos llevará a Karin a la idea de que Dios la visita.
Dividida en tres actos teatrales, este filme ganó el premio a Mejor Película Extranjera en los premios Óscar, y el OCIC del Festival Internacional de Cine de Berlín.
Winter Light (1963)
Después de una experiencia traumática en la guerra civil española, el pastor Thomas Ericsson vive una importante crisis en su fe católica. Las atrocidades vividas ahí ponen en tela de juicio la existencia de un ser supremo, y esta crisis colapsa todo alrededor de Tomas.
Apoyado por Marta, su ex amante atea, la de él será una lucha existencial en contra de los fantasmas de la historia. Es la segunda parte de la trilogía, y Ganó el Premio Nacional de la Crítica en los Estados Unidos.
The Silence (1963)
Se trata de la tercera parte de la trilogía no oficial sobre la ausencia de Dios. Narra la fiera rivalidad que sostienen dos hermanas, Anna y Ester, y su momento más alto cuando, en medio de un viaje por tren, se ven obligadas a parar en un extraño país de nombre Timoka.
Ester, que va enferma, empeora mientras su hermana y su sobrino se desentienden de su cuidado. Los reclamos de Ester traerán a la luz torcidos detalles sobre su cosmovisión, su terror a la muerte, su impaciencia ante el silencio de Dios y el miedo al sexo.
Fue in importante éxito de taquilla para Bergman, y marcó un antecedente importante para su siguiente pieza maestra: Persona. The Silence ganó tres premios en el certamen Guldbagge, y una nominación al Listón de Plata por parte del sindicato italiano de periodistas cinematográficos.
Persona (1966)
Otra de las joyas en la extensa y portentosa filmografía del sueco. Se trata de un drama psicológico, con tintes de horror, que retrata la peculiar relación de Alma, una joven enfermera, con Elisabet, una reconocida actriz que ingresa al hospital con síntomas muy extraños. Los cuidados que Alma le ofrecerá a su paciente la llevarán poco a poco a resbalar ante la idea de que ambas son una sola.
La película ha sido objeto de millares de análisis y ensayos por parte de la crítica especializada, por su arriesgada construcción y sus múltiples posibilidades de interpretación. Fotografiada por Sven Nykvist, en esta película Bergman llevó su juego con los close ups hasta máximas consecuencias.
Un auténtico poema visual. La actuación de Bibi Andersson le valió una nominación al BAFTA como mejor actriz. La película ganó varios premios de la industria de cine en Estados Unidos.
Cries and Whispers (1972)
Si la filmografía de Bergman pudiera concentrarse en tres películas, esa trilogía esencial estaría conformada por El séptimo sello, Persona, y Gritos y susurros.
Otra inolvidable pieza maestra, ambientada a finales del siglo XIX en el seno de una acaudalada familia. La rivalidad que sostienen tres hermanas, Karin, María y Agnes, se hace patente cuando las primeras dos visitan a Agnes, pues está muriendo por un cáncer uterino.
El distanciamiento emocional de las hermanas ante la tragedia, afectará a Agnes sobremanera y su agonía sacará oscuros secretos a la luz. El uso del color púrpura saturado y del primer plano como recursos narrativos, vuelven a esta película un clásico imprescindible.
Scenes from a marriage (1973)
Se trata de una miniserie televisiva que Bergman dirigió a principios de la década del 70. En 1974, un año después de su estreno en televisión británica, una versión reducida de 140 minutos fue estrenada en los cines de Estados Unidos. Hacia 1977, la serie completa fue transmitida por todo el país con gran éxito.
Un relato sobre el desmoronamiento matrimonial y las angustias modernas; el espacio de la narración abarca diez años, a través de los cuales el matrimonio de Marianne y Johan atraviesa fuertes y oscuras tribulaciones.
Fue ganadora del Globo de Oro a Mejor Película extranjera, y de cuatro premios de la Asociación de Críticos de EU.
The Magic Flute (1975)
Se trata de una película para la televisión, adaptada de la famosa ópera del mismo nombre de Mozart.
Bergman, Emanuel Schikaneder y Alf Henrikson, adaptaron el guión para ese formato. Era de hecho un proyecto que Bergman tenía en mente desde la década de los 50, derivado de su obsesión por la ópera y la música del icono musical del siglo XVIII.
Se cuenta que, a la edad de 12 años, Bergman vio esta ópera por primera vez. Fue nominada a los Óscar para el premio a Mejor Diseño de Vestuario.
The serpent’s egg (1977)
Fue la única producción que Bergman rodó en Hollywood, y, aunque está considerada dentro de sus peores películas, El huevo de la serpiente destaca por la producción de Dino de Leurentis, y la actuación de David Carradine.
Narra los esfuerzos que un alcohólico y deprimido hombre enfrenta después del suicidio de su hermano, y del desmoronamiento de su circo. Ambientada en 1920, en plena posguerra, este filme explora el antisemitismo de la época y la debacle económica y cultural producto de la guerra mundial.
Fanny and Alexander (1982)
Bergman quería que esta fuera su última película; parcialmente autobiográfica, narra las dificultades de dos hermanos, Fanny y Alexander, después de que su padre muere y su madre se casa con un obispo de Uppsala.
Este hombre de carácter cruel, inclinará sus abusos en contra de Alexander, lo que provocará una tormenta en el nuevo matrimonio. Esta pieza ganó cuatro premios Óscar, incluido el de Mejor Película y Mejor cinematografía, para Sven Nykvist.
Sarabrand (2003)
Es la última película de Bergman, la despedida de un genio. Aunque fue rodada y producida para la televisión, tuvo su estreno en cines americanos en 2005. Se trata de la secuela a Scenes from a marriage y tiene a los mismos personajes protagonistas de la serie.
Marianne, después de 30 años de haberse divorciado de Johan, decide ir a visitarlo; Johan, no obstante, se encuentra en medio de otra tormenta personal, que involucra a su hijo de otro matrimonio, Henrik, y su nieta Karin.
La película tuvo reconocimiento internacional, entre todos los premios, se hizo con el Premio Condor, de la Asociación de Críticos de Cine de Argentina.