El auge y decadencia de House Of Cards: el Santo Grial de la TV contemporánea

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House of Cards fue una de las primeras grandes producciones originales del hoy gigante de Silicon Valley, Netflix. Producida en conjunto con Media Rights Capital, su primera temporada también se convirtió en la primera serie televisiva, transmitida sólo por internet, que se hizo acreedora a una nominación a los premios Emmy. Bueno, en realidad no fue sólo una nominación: fueron nueve.

Mejor Serie Dramática, Mejor Actor de Drama para Kevin Spacey, quien interpreta a la bestia de la política, Frank Underwood; Mejor Actriz Dramática para Robin Wright, quien interpreta a Claire Underwood, esposa de Francis; y Mejor Dirección para David Fincher fueron algunas de esas nueve nominaciones.

De todas las nominaciones, la primera temporada de House Of Cards se alzó con dos, convirtiéndose en la primera serie de su tipo en lograrlo: ganó a Mejor Cinematografía y Mejor Casting. Aunque los Emmys ganados en 2013 no fueron los de primera categoría, House Of Cards sentaba un importante precedente y auguraba una revolución por venir: la era del streaming.

Desde el principio se habló mucho de que House Of Cards inauguraba una nueva era; que era el futuro de la televisión. Con 100 millones de dólares de presupuesto asignado por parte de Netflix, para dos temporadas de trece capítulos cada una, el equipo detrás de la serie anotó una vez más al contar con la producción ejecutiva de David Fincher, quien dirigió los primeros dos capítulos de la serie.

Este es el futuro de la televisión, el streaming”, dijo Beau Willimon, el guionista en jefe de la primera serie de House Of Cards: la que se transmitió en 1990 a través de la BBC, y que tenía a Ian Richardson como protagonista. Esta primera serie, en Inglaterra, como su segunda versión americana, con Kevin Spacey, están basadas en la novela homónima de Michael Dobbs.

Willimon, que también se encargó de adaptar la serie al público americano, y fungió como principal productor, comentó en Cannes en 2012 durante una gira de promoción: “la televisión no va a ser lo mismo en cinco años, todo el mundo estará incorporado al streaming y House Of Cards se encuentra en la primera línea de fuego de esta nueva tendencia”.

Kevin Spacey, en esa misma gira, declaró para los medios: “Fui muy afortunado de ingresar a la industria del cine en un tiempo en que la pantalla grande significaba algo muy importante: era perfecto para el género dramático… pero hoy, si observas cuidadosamente, los mejores guiones, las mejores historias ya no están en la pantalla grande, sino en la chica, en la televisión…”.

El auge

De tal forma, House Of Cards se consolidó como una de las cartas más fuertes de Netflix, Sony y Media Rights Capital; por su propio mérito, se consagró como un drama de hondo aliento, pero no un drama escapista o inverosímil, sino un drama situado en el corazón mismo de la política del país más poderoso de la tierra.

A su manera, House Of Cards ayudó a ficcionalizar y a poner en perspectiva histórica temas centrales como el de la salud, el desarrollo del sector energético y las relaciones bilaterales entre China, Rusia y Estados Unidos, las tres grandes potencias.

El personaje de Kevin Spacey –Francis Underwood, un congresista demócrata y coordinador de la Cámara de Representantes, enfadado por la traición de sus compañeros al negarle una secretaría de Estado en tiempos electorales, emprende una furiosa batalla por el poder, que lo lleva hasta ocupar la oficina oval, aunque manchado de sangre– ayudó a entender las estrategias a través de las cuales se toma y se ejerce el poder.

Claire, por otro lado, una tenaz mujer, presidenta de una Organización No Gubernamental, con nexos cuestionables con empresas de energía, sirve como el contrapunto al personaje masculino, ayudándolo, cuando no mandándolo directamente, a tomar decisiones colosales que derivan en muerte, o en un ejercicio cada vez más brillante del poder.

Esta conjunción de elementos: un thriller político, grandes directores atrás (David Fincher), una poderosa visión de género, y su telón de fondo (la administración de Obama) que sostuvo sutil, pero eficazmente las cinco primeras temporadas de la serie, ubicaron a House Of Cards como el santo grial de la televisión contemporánea, la gallina de los huevos de oro.

En total, la serie fue nominada a 53 premios Emmy, de los cuales ganó 7; 10 nominaciones a los Globos de Oro, de las cuales ganó dos; y por lo menos a otra centena de premios. En total, las cinco temporadas de la serie fueron nominadas a 212 premios, de los cuales ha ganado 27.

La decadencia

A finales de 2017 toda la industria de cine en Estados Unidos sufrió una tremenda sacudida: los alegatos por acoso, agresión e incluso abuso sexual por parte del productor y magnate Harvey Weinstein, propietario de la Weinstein Company y Miramax, hacia una centena de actrices, derivaron en el movimiento MeToo, que sirvió de bandera para miles de actrices y mujeres en la industria para revelar no sólo el trato que recibían en los sets, sino las condiciones bajo las cuales laboraban.

El escándalo alcanzó a Kevin Spacey, quien fue acusado por Anthony Rapp de haberlo agredido y acosado sexualmente cuando tenía 14 años. Spacey, con la tormenta perfecta enfrente, decidió disculparse y revelar su homosexualidad vía Twitter, pero ya no había mucho qué hacer. La moneda ya estaba en tierra y Francis Underwood había perdido.

Frank Underwood House Of Cards

Sólo un día después del escándalo, a finales de octubre de 2017, Netflix canceló la producción de la sexta temporada de House Of Cards, despidió a Spacey, y canceló también el estreno de la bio pic de Gore Vidal, protagonizada por él.

Ted Sarandos, director de contenidos de Netflix, fue contundente: “de ninguna manera haremos la sexta temporada de House Of Cards con Kevin Spacey, ni tomará parte en ninguno de nuestros contenidos. Fue una terrible decepción para todos nosotros”.

Media Rights Capital también cortó todos sus lazos con Spacey: “continuaremos las investigaciones al respecto, pero se ha suspendido por entero la producción de la sexta temporada. MRC, no obstante, seguirá en sociedad con Netflix, y juntos encontramos el camino para llevar a puerto a la serie”.

El regreso

Durante el fin de semana, Netflix anunció que la sexta temporada de su magna serie se estrenará en su plataforma el dos de noviembre, pero será una temporada limitada a ocho capítulos, y no trece como todas las demás, y será su temporada final.

Robin Wright, en la piel de Claire Underwood, será la gran protagonista y nueva presidenta de los Estados Unidos. “Estamos muy emocionados de poderle dar un final a la serie, y que los fans puedan cerrar como se debe su amor por la serie”, dijo Sarandos durante una conferencia en Nueva York.

Queríamos finalizar el trabajo con todo nuestro equipo de producción: son más de 350 personas que trabajaron con nosotros en el set, a quienes les seguimos pagando aún en el hiato que sufrimos antes; y más de 2000 que trabajan por fuera, que se quedaron sin nada. Volver a las filmaciones significó mucho para nosotros y ahora todos podrán ver el producto terminado”, comentó.

Anunció también que nuevas caras animarán la temporada final, entre los nombrados se encuentran: Diane Lane, Cody Fern, y Greg Kinnear.

Aunque hay muchas, y justificadas, expectativas por la última temporada, es imposible no subrayar el hecho de que la serie sin su gran estrella, Kevin Spacey, no será lo que hubo sido en años anteriores; y que Netflix haya tenido que liquidar, en ocho capítulos, lo que en un momento fue su principal carta de presentación.