Ed Gein, el asesino que inspiró a Leatherface, Norman Bates y Buffalo Bill
Leatherface, Buffalo Bill, Norman Bates… hombres trastornados, pervertidos, sádicos y psicópatas quienes a pesar de poseer personalidades similares, en el fondo también comparten la misma piel y locura pues, increíblemente, todos ellos son producto de la cruel y solitaria mente de Edward Theodore Gein, el asesino de la vida real en quien cineastas como Tobe Hooper y escritores de la talla de Thomas Harris y Robert Bloch se inspiraron para crear a los villanos principales de Psycho, The Silence of the Lambs y The Texas Chainsaw Massacre.
Edward Theodore Gein (1906 – 1984), nacido en Plainfield, fue un hombre que en el mejor de los casos podría ser descrito como alguien incomprendido pero, en el peor, como uno de los psicópatas más trastornados y pervertidos que ha conocido la historia; pues si bien es erróneo catalogarlo como un asesino serial, dentro de su mente se albergaron las más oscuras fantasías llenas de desviaciones sexuales y mucha, mucha pero mucha piel humana.
Ed fue un niño frágil, sensible y aislado del mundo gracias a su madre Augusta Gein, quien con tal de alejarlo de las perversiones, la crueldad y la suciedad del mundo lo educó bajo un estricto régimen religioso, enseñándole que el sexo y las mujeres eran sensaciones y placeres prohibidos para él, pues si para esta madre sólo habían hombres víctimas del pecado como lo fueron su esposo George y su hijo mayor Henry, su pequeño Edward no sería uno de ellos; no, su niñito sería alguien puro y temeroso de Dios.
Sin embargo Augusta creó a un hombre adulto con una mentalidad de niño pero, sobre todo, a un hombre lleno de privaciones y miedos, con una sexualidad frustrada y reprimida a tal extremo, que para él la única mujer “pura” llegó a ser ella misma. Esto último significó su condena, pues al ser Augusta su único ideal femenino y la única figura sexual a su alcance, terminó por enamorarse (inconscientemente) de su propia madre.
Este enamoramiento al que nos referimos no fue al sentimiento al que estamos acostumbrados de una forma romántica, sino más bien uno del tipo edípico, complejo que por lo regular se supera en la infancia pero del que Gein nunca pudo librarse. Lo más grave es que dicho amorío creció aún más cuando el papá de Edward así como su hermano mayor Henry fallecieron, pues ahora tenía a su madre para sí sólo, para disfrutar de ella (sin ningún tipo de contacto sexual, físico al menos) por el resto de sus días.
Como era de esperarse esto se convirtió en un serio trastorno a la muerte de Augusta, pues Ed quedó sólo en el mundo y sin algún contacto humano que mantuviera su mente en la realidad y no en el mundo de la fantasía. Así, su locura llegó al grado de hacer que el hombre mantuviera conversaciones en su mente con su difunta madre, algo que con el tiempo fue empeorando y volviéndose cada vez más enfermizo.
Los puntos sin retorno en la vida de Theodore fueron dos: el primero de ellos fue cuando, harto de su soledad, asesinó a Mary Hogan y Bernice Worden, cuyo cadáver de esta última llevó a su granja y lo destazo cual si fuera un cerdo, además de mantenerlo colgado de un gancho de carnicero. ¿El único crimen de ambas? Parecerse demasiado a la difunta madre de Edward.
El segundo punto fue cuando adoptó un pasatiempo bastante peculiar: desenterrar cadáveres del cementerio local, aunque por lo regular sólo se llevaba parte de ellos, como cráneos y huesos con los que fabricó utensilios de cocina, mientras que con otras partes más «carnosas» confeccionó prendas como un cinturón de pezones, vaginas enmarcadas y pantallas de piel humana para las lámparas.
Sin embargo su suerte acabó pronto, pues la policía lo rastreó como el asesino de Bernice. Aunque cabe decir que cuando las autoridades llegaron al hogar de Gein para arrestarlo se encontraron con una verdadera casa de los horrores.
El lugar fue descrito como un chiquero, con excrementos humanos por todo el piso, diversos cráneos cortados a la mitad, huesos usados como cucharas; un hedor de putrefacción impregnando toda la casa; cabezas cercenadas (entre las que estaba la de Mary), paredes forradas con piel de cadáveres, el cuerpo destazado de Benice y, más sorprendente aún, un traje de mujer (con senos y vagina) cosido con verdadera piel humana de mujeres.
Cuando Gein fue apresado y se le realizaron los debidos análisis, se descubrió que su intención era «convertirse» en mujer, propiamente en su madre; transformación que lograba todas las noches de luna llena, cuando se vestía con el traje de mujer que había hecho y realizaba un extraño ritual acompañado de una macabra danza alrededor de su casa, con la luz de la luna como su único testigo.
Gein murió años después en un hospital psiquiátrico a causa de una insuficiencia respiratoria.
De la piel a la pantalla
Si bien Ed Gein ha influido de forma diversa en también distintos niveles de la cultura pop como la música, libros, figuras de colección y demás, su legado más importante es en el cine y la literatura, pues como dijimos antes, su caso inspiró a Robert Bloch y Thomas Harris para escribir las novelas «Pyscho» y «The Silence of the Lambs», respectivamente, las cuales años más tarde serían adaptadas al cine; la primera por el maestro del suspenso, Alfred Hitchock, y la segunda por el galardonado Jonathan Demme.
Por otro lado su sombra siempre ha estado presente en el cine de terror, pues Gein fue la inspiración mayor para la creación de Leatherface, uno de los villanos más icónicos del género gracias a su aparición en la original The Texas Chainsaw Massacre.
Norman Bates, el niño de mamá
Si la semilla de Gein hubiera engendrado un hijo con sus mismos trastornos, ese sería Norman Bates, pues este personaje es quien alberga en sí y de manera más fiel la psicopatía y personalidad de Edward, al menos mentalmente.
Como es sabido, Norman tuvo una infancia difícil debido a la sobreprotección de su madre, quien al igual que la de Ed estaba dispuesta a mantenerlo puro y protegido ante la perversión del mundo. Esto derivó en que también se enamorara de ella, al grado de llegar a vestirse y hablar como ésta tras su muerte, encontrando así la manera de mantenerla viva en su mundo de fantasía.
Claro, aunque en esta ocasión no vemos a Norman vestir con piel de mujer, ciertos rasgos como el travestismo, el complejo de Edipo, la personalidad infantil y la locura son rasgos que comparte con Gein. Y si bien puede ser el personaje menos sádico de los tres, es el más parecido mentalmente a Edward.
Buffalo Bill, el falso transexual
“Billy no es un transexual autentico, él cree que lo es, intenta serlo (…) Billy se está cosiendo un vestido con la piel de las jóvenes asesinadas”, son algunas de las palabras que el Doctor Hannibal Lecter usa para describir a Jame Gumb, el asesino serial conocido como Buffalo Bill en The Silence of the Lambs.
Al igual que Gein, Bill está obsesionado e incómodo con su sexo, pues en el fondo piensa o al menos se dice ser mujer, por lo que busca por todos los medios convertirse en una, aunque eso signifique coserse un vestido con la piel de varias mujeres al no ser apto para la operación que le permita cambiar su pene por una vagina.
Sin embargo, tanto su fascinación por la piel humana como su confusa identidad sexual son los únicos trastornos que comparte con Gein (aunque los principales de su personaje), pues el pequeño Billy es una mezcla de por lo menos cuatro asesinos: Gein, Ted Bundy, Ed Kemper y Gary Heidnik, de quienes adopta tanto parte de su psique como del modus operandi que estos tenían para atrapar y asesinar a sus victimas.
Leatherface, el carnicero
El personaje más asociado con Gein pero irónicamente el más alejado de él mentalmente, lo cual, en gran parte se debe a que hoy en día aún hay gente que ilusamente cree que en Texas en verdad ocurrió una masacre a cargo de un loco con una motosierra que gustaba de portar rostros humanos en lugar del suyo propio. ¿La verdad? Este evento nunca existió.
Lo que sí fue verdad es que Gein sirvió como inspiración para la creación de Leatherface, aunque no en la psicopatía extrema del personaje, sino visualmente, pues aunque “Cara de cuero” es reconocido por ser un retrasado mental y un sádico caníbal que gusta de destazar gente con una motosierra, Edward Gein nunca asesinó a nadie con dicha arma ni mucho menos era antropófago o tenía una familia que lo ayudara a cometer sus crímenes.
En cambio, los elementos que Leatherface y Gein comparten principalmente son los de la piel y el travestismo, así como ciertos trastornos sexuales, pues mientras Edward buscaba transformarse en su madre al usar un vestido de piel de mujeres, “Cara de cuero” usa los rostros de sus víctimas para esconder una malformación en su rostro; más aún, pues dependiendo si la máscara que usa es de hombre o mujer, adopta una personalidad masculina o femenina.
Por supuesto, otra característica que el director Tobe Hooper tomó de la vida de Gein fue el hogar de este último, pues éste sirvió para crear la decoración de la casa vista en The Texas Chainsaw Massacre, la cual consistía principalmente en huesos y restos humanos como decoraciones. ¿De dónde salió el canibalismo? La cinta también está inspirada en la vida de Sawney Bean, líder de un clan de casi 50 personas salvajes que habitaban en las colinas y de quienes se presume que devoraron a por lo menos 1000 personas.