«Shiva Baby»: Una incómoda comedia hitchcockiana.
Alfred Hitchcock dijo que el suspenso era ver a un hombre sentado en un sofá donde debajo hay una bomba a punto de estallar. El hombre lo ignora, pero el público lo sabe. Una idea bastante clara de lo que se refiere. Idea que también se puede llevar a otros escenarios. Por ejemplo, a una fiesta a la que también asiste tu amante y su pareja, y donde es inevitable que se crucen.
Una idea de la que Emma Seligman partió para escribir Shiva Baby, su opera prima. Aquí cuenta el bochornoso momento en el que Danielle (Rachel Sennott) se encuentra a Max, su amante, en un funeral judío. Max no solamente es su amante, es también su Sugar Daddy. Ambos conocen poco o nada de la otra persona, como parte del acuerdo sexual-monetario que llevan.
Danielle llega con sus padres a la casa familiar donde se llevará a cabo este funeral. También asistirán otros familiares y conocidos, gente que la conoce de niña y que la vio crecer. Sus padres creen que ella trabaja como niñera. Una farsa que ella se ha encargado de construir para ocultar su doble vida y que ahora corre peligro de salir a la luz cuando Max llegue al lugar. Y en un lugar cerrado, pequeño, donde todos se conocen, solo es cuestión de tiempo para que todo se salga de control.
Una situación digna de Alfred Hithcock
Este inminente encuentro de Danielle con Max, de los intercambios de palabras y saludos, son narrados por Seligman con buen pulso, otorgándole tensión e incomodidad a la protagonista, transmitiéndola al espectador, como si fuera una bomba a punto de estallar.
Por otro lado, también está en la casa, Maya, una vieja amiga con la que Danielle experimentó una relación lésbica en el pasado. Su presencia, junto con la de Max y su esposa, terminan por cerrar un triángulo del que Danielle no podrá escapar. Seremos testigos del sentimiento de ansiedad y asfixia que la correcta Rachel Sennott pudo impregnarle a su personaje.
#ShivaBaby nos cuenta la historia de la niña que quiso crecer sin saber lo que le esperaba, de su búsqueda por validación y valoración, de su empoderamiento y libertad sexual, pero en una ingeniosa comedia de enredos ubicada en un claustrofóbico escenario. Una divertida sátira que ubica al debut de Seligman como uno de los mejores estrenos del año.