“Vértigo”, un trastornado y obsesivo amor

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El amor, no cabe duda, es uno de los sentimientos más tiernos y puros que pueda existir, capaz de hacernos cometer desde los actos más maravillosos, hasta los sacrificios más grandes. Sin embargo también tiene otro lado, más oscuro y malévolo, que se vuelve más retorcido aun cuando cae en manos de un hombre como Alfred Hitchcock. Ejemplo de ello es la cinta Vértigo (1958), una increíble historia llena de romance, locura y fatalidad basada en la novela Sueurs froides: d’entre les morts escrita por Pierre Boileau y Thomas Narcejac.

Scottie Ferguson (James Stewart) es un detective que, tras un accidente en el que pierde la vida uno de sus compañeros, sufre un trastorno que lo hace experimentar un terrible vértigo cada vez que se encuentra a grandes alturas. Debido a su problema decide retirarse del cuerpo policíaco, aunque su amigo Gavin (Tom Helmore) decide contratarlo para que comience a seguir e investigar a su esposa Madeleine (Kim Novak), una mujer extremadamente obsesionada con su pasado.

Vertigo. Fuente: Letterboxd.com

Vertigo. Fuente: Letterboxd.com

Esta película de Hitchcock –como mucha de su filmografía- es una muestra progresiva de locura y obsesión, elementos que se van haciendo cada vez más retorcidos, conforme se devela poco a poco la verdadera trama y los motivos que orillan a los personajes a actuar de tan increíbles maneras.

La cinta comienza con Scottie que, junto con un compañero, persiguen a un ladrón por los techos de las casas de San Francisco, sin embargo, un accidente del que el protagonista apenas logra salir con vida –no corriendo la misma suerte su compañero- ocasiona que en él se desarrolle una fuerte acrofobia y vértigo. Al no ser capaz de seguir en el cuerpo de policía, comienza un trabajo como detective privado siguiendo a Madeleine, una mujer que sin saberlo parece estar poseída por el espíritu de Carlota Valdés, una dama de alta sociedad muerta desde hace 100 años.

Vertigo. Fuente: Lecinemadreams.com

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Sin embargo, Madeleine no sólo resulta ser una mujer inestable, sino una persona totalmente delicada, tierna y femenina, lo que ocasionará que Scottie se enamore de ella. No obstante, el amor entre ambos es un sentimiento condenado a la fatalidad, pues no sólo está el hecho de que ella es la esposa de su amigo, sino que el espíritu de Carlota se hace cada día más presente dentro del cuerpo de Madeleine, provocando que subconscientemente comience a adoptar las costumbres que tenía la mujer fallecida hace 100 años; lo peor de todo es que esta última se suicidó a la misma edad que Madeleine, por lo que el detective deberá resolver el misterio de lo que en verdad le está sucediendo a su amada; ¿todo se trata en verdad de entidades sobrenaturales, o es que acaso hay un secreto más oscuro detrás de todo este asunto?

Hitchcock responde a esta pregunta de una manera trepidante con una trama que oscila entre la locura y el suspenso, poniendo al espectador al borde del vértigo no sólo por la empatía que genera la gran actuación de James Stewart, sino por todos los perversos secretos que se van revelando conforme la película avanza. Es gracias a estos misterios que la cinta funciona de forma soberbia –lo que ha hecho que algunos la califiquen no sólo como la mejor obra de este director, sino también como uno de los mejores filmes en la historia del celuloide-, pues si bien en un principio se plantea la posibilidad de que el personaje de Kim Novak en verdad esté poseído por el espíritu de una mujer de la que ella nunca ha escuchado hablar en su vida, pronto aparecen varios y excelsos giros de tuerca en la historia que irán atando cabos sueltos y culminan en la revelación de una perversa, casi maligna, incógnita.

Vertigo. Fuente: BFI.com

Vertigo. Fuente: BFI.com

Así, el saber el verdadero motivo que orilla a los protagonistas a actuar de una forma casi desquiciada es una total exquisitez en esta obra, pues lentamente se irá dejando en claro que la película presenta una visión totalmente pesimista del mundo, dejando sobreexpuesto que todo ser humano puede corromperse. Esto queda más que claro en ambos protagonistas, Scottie y Madeleine, quienes pasarán del miedo a la valentía; de la valentía al odio y del odio a la obsesión.

Además, mirar como estos dos evolucionan e involucionan es quizá la parte más dura de la historia, sobre todo por el papel protagónico de Stewart, cuya psique veremos trastornarse a tal grado de que, si en un inicio se le tenía comprensión e incluso lástima, en los momentos finales de la cinta se le podría llegar a odiar.

Vertigo. Fuente: Novoideo.com

Vertigo. Fuente: Novoideo.com

Por supuesto, como en cada cinta de Hitchcock, Vértigo está plagada de simbolismos mediante el uso de una interesante paleta de colores y alusiones sexuales hacia los personajes. Más aún, pues gracias a un interesante uso de la cámara, Hitchcock en verdad consigue que el espectador sienta el pavor que el protagonista experimenta al encontrarse en las alturas, ocasionando que de un trastorno tan simple y común como lo es la acrofobia, pueda surgir una narrativa en la que la obsesión y el miedo fueron capaces de crear una de las más grandes obras en la historia del séptimo arte.