«Leatherface», la cinta que la saga necesitaba, pero que no merecía

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Dejemos las cosas claras desde un principio: no hay, ni habrá ninguna secuela, precuela, reboot, ni remake que logre superar o igualar a la original The Texas Chainsaw Massacre, estrenada en 1974 y bajo la dirección de Tobe Hooper; pues fue una cinta que demostró que con bajo presupuesto pero con una excelente historia se pueden tocar las fibras más sensibles del espectador y hacer que éste experimente un increíble horror al ver las atrocidades de una familia llena de incestuosos y trastornados caníbales.

Ahora bien, tras siete películas de esta franquicia llega el turno de Leatherface (2017), dirigida por Alexandre Bustillo y Julien Maury (À l’intérieur, 2007) y que cuenta el surgimiento de este personaje, lo que a su vez quiere decir que esta cinta sirve a manera de precuela oficial del filme original de 1974.

No obstante cabe aclarar que aunque en 2003 se estrenó un remake de La masacre de Texas a cargo de Marcus Nispel –donde se tomó bastantes libertades en la historia-, en 2006 este mismo remake tuvo su propia precuela titulada The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning, la cual se separa totalmente de la trama de la cinta original para contar su propia versión sobre el surgimiento de este psicópata; es decir, la del 2006 se trata de una historia válida única y exclusivamente para el remake, pero no para la obra original de Hooper.

Esto significa que ahora la historia “oficial” de La Masacre de Texas está conformada única y exclusivamente por tres cintas: Leatherface (2017), The Texas Chainsaw Massacre (1974) y Texas Chainsaw 3D (2013), dejando de lado todas las demás películas. Ahora, ¿para qué explicamos todo esto? Para entender la razón del porqué esta precuela cuenta el surgimiento de Leatherface de la forma en que lo hace.

Leatherface. Fuente: Bloody Disgusting.com

Leatherface. Fuente: Bloody Disgusting.com

Comencemos por advertir que el gore –elemento clásico en esta franquicia- no falta, pues ya el sólo hecho de tener al par de franceses como directores es garantía de que, al menos, sangre va a haber; por lo cual los fanáticos de la saga no extrañarán este recurso. Ahora bien, esto no significa que la cinta sea una obra maestra, pues a pesar de esta característica carece de lo esencial: una trama envolvente.

Así, la debilidad de esta nueva Leatherface es precisamente la fortaleza que tuvo la original Masacre de Texas, pues mientras ésta última basaba todo su horror en el núcleo familiar –dejando de lado el gore-, en el filme de Bustillo y Mauri “la locura en la familia” es un elemento que aunque está incluido, no se percibe casi en absoluto, lo cual resulta bastante lamentable por el hecho de que aquí vuelven a aparecer los otros dos hermanos de Leatherface, es decir Drayton (Dimo Alexiev), Nubbins (Dejan Angelov) e incluso el abuelo Sawyer aunque, por desgracia, estos tres brillan por su ausencia en esta nueva película.

De esta manera, es lamentable el hecho de que la historia haya relegado tanto a estos personajes, pues tal y como lo muestran los primeros y también los últimos cinco minutos del filme, son parte fundamental del porqué un niño terminó convirtiéndose en un temible psicópata que gusta de confeccionar máscaras hechas de rostros humanos. Sin embargo, en Leatherface deciden replantear todo esto para enfocarse en contar la historia de cuatro locos –uno de ellos será quien se convierta en el psicópata principal- dentro de un psiquiátrico y una terrible cacería de brujas tras su escape de la clínica a manos de un sádico sheriff (Stephen Dorff).

De esta forma Bustillo y Maury muestran la locura de Leatherface, pero no explican cómo es que esta se formó (o al menos lo hacen muy escuetamente), pues en vez de enfocarse en el horrible ambiente familiar que pudo haber trastornado la mente del futuro psicópata de la motosierra, deciden dar un salto de casi 18 años –alejado de su familia- dentro de una institución mental, para prácticamente decir que el surgimiento del hombre que conocemos como Cara de cuero se debió exclusivamente a un par de situaciones traumatizantes y no a una vida inmerso en la locura de una familia caníbal.

No obstante, el punto a favor que tiene esta precuela es el hecho de que, como mencionamos antes, conecta directamente con los eventos y personajes vistos en Texas Chainsaw 3D, lo que de alguna manera explica el porqué Bustillo y Maury decidieron explicar la locura de Leatherface de la manera en que lo hicieron, pues de cierta forma tenían que conectar todo con el personaje de Verna Sawyer (Lili Taylor).

Asimismo es necesario advertir a aquellos que estén interesados en mirar esta cinta, que prácticamente no verán una película más de La Masacre de Texas, sino apenas un esbozo de los eventos que dieron inicio a la saga, pues debido a los huecos en esta nueva historia podría decirse que el espectador verá una trama que no pertenece de ninguna forma a la franquicia, pero que sí incluye al final a uno de los psicópatas más importantes del género. El surgimiento de Leatherface se explica, literalmente, en los últimos minutos de la cinta.

No queda más que decir que esta precuela de La masacre de Texas es aquella que la “trilogía” necesitaba, pero no es, ni por asomo, la historia que el personaje de Leatherface merece.