«Star Wars: The Rise of Skywalker», finaliza la leyenda

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La ovación que presencié cuando finalizó el Episodio III de Star Wars (2005) ha sido, junto con el final de El Rey León (1994), los únicos dos momentos en mi vida en que he visto a gente aplaudiendo de pie en una sala de cine.

En el caso de “la Guerra de las Galaxias”, era una película que se esperaba desde hace, por lo menos, 20 años. Desde que se anunció el estreno del Episodio I a finales de los noventa, el principal interés de muchos fanáticos de la franquicia fue ver la conversión del Jedi Anakin Skywalker al Sith Darth Vader. Un ligero toque de morbo y sadismo porque implicaba de una vez por todas testificar eso que tanto se había platicado: cómo es que se desmembra, quema y mutila al pobre Anakin, incluyendo claro, su lenta e inevitable transformación al lado obscuro de la fuerza, con todo lo que ello implica para quienes lo rodean y cómo esto tiene eco en la Galaxia entera.

Fue aquí donde Star Wars marcó un hito cinematográfico al poner como “héroe” o eje rector al antagonista de la historia, quien es seducido por las más sencillas y ordinarias debilidades del ser humano: el miedo a la muerte, el amor, el odio y la desesperación.

El Episodio III consiguió dividir opiniones: una parte de quienes disfrutaron de Star Wars siendo niños cuando se estrenaron las primeras películas (Episodios IV, V y VI) vieron algo similar a un sueño hecho realidad y otros tantos quedaron decepcionados.

También, las generaciones más jóvenes que conocieron la saga ya como un clásico y como un “producto estrella” de la cultura popular, reavivaron una “fiebre” que llevaba unos 35 años de reposo, ya que nunca fue que desapareciera del radar, gracias a videojuegos, comics y series ajenas al canon impuesto por George Lucas, pero se mantenía bajo las sombras, por seguir esa incógnita de cómo se había erigido el Imperio galáctico.

Se determinó que era un proyecto redituable, se concedió a los fans, se le hicieron barbaridades como remasterizaciones digitales, “escenas nunca vistas” que así debieron quedar y meter a la fuerza a Hayden Christensen en la escena final del Episodio VI.

No obstante, fue hasta 2012 cuando ocurrió el verdadero parteaguas para la franquicia: Disney compró a todos los personajes y se prepararon más historias de algunos personajes secundarios (Spin-offs) y otros tantos productos comercializables.

Rogue One: A Star Wars Story (Donnie Yen) Ph: Film Frame ©Lucasfilm LFL

Pero antes de ellos, vino otro de los proyectos más ambiciosos de la creación de Lucas, quizá el segundo más esperado después de los Episodios I, II y III. Hablamos por supuesto de los Episodios VII, VIII y IX, que si bien los dos primeros ya se estrenaron (con moderado éxito y con sorpresivo fracaso, respectivamente), la expectativa para la última película, que dará cierre definitivo a la saga más reciente y a toda la historia, es incierta.

Con Disney al mando de la franquicia se puede esperar cualquier cosa, porque a pesar de que Rogue One (2016) fue un rotundo éxito y Solo: A Star Wars Story (2018) tuvo buena respuesta de la audiencia y de la crítica, esta última fue un fracaso en taquilla, por lo que “El Imperio” decidió dar pausa a los Spin-offs y enfocarse en el cierre de la más reciente trilogía.

Hace unos días se reveló el primer avance de la nueva entrega de Star Wars, la cual lleva por nombre “The rise of Skywalker”,  que más que referirse a Luke, se lee entre líneas (de acuerdo con las entregas anteriores) que puede implicar la dignificación del apellido o del encumbramiento de otro miembro desconocido del linaje.

Como ya es tradición, igual que sus predecesoras, se estrenará a nivel mundial en diciembre. El teaser revela un par de aspectos que ya eran evidentes: La rivalidad entre Rey y Kylo Ren continúa, y todo parece indicar que mientras ella incrementa sus poderes hacia el lado luminoso, él sigue obsesionado con la figura de su abuelo Lord Vader como mentor y guía espiritual (se le puede ver reconstruyendo el casco respirador que usa para imitarlo).

Asimismo, se escucha la voz de Luke durante algunas escenas, lo cual por supuesto, significa que su espíritu estará presente como el de Obi Wan o el del maestro Yoda. Pero no solo él “revive”. Al final del avance, mientras se difumina una fotografía en la que pueden verse las ruinas de la segunda Estrella de la Muerte, se escucha la risa malvada de nada menos que el Emperador, Darth Sidious.

¿No es suficiente nostalgia y emoción? Pues también se puede ver a Lando Calrissian (Billie Dee Williams) piloteando el Halcón Milenario y a Leia Organa abrazando a Rey.

Dichas revelaciones desatan todo tipo de teorías y cuestionamientos: ¿Quién fue realmente Snoke? ¿Qué relación tiene con el Emperador? ¿Resultará ser Rey una Skywalker y traerá de una vez por todas, la tan añorada paz a la galaxia?

Tal como se puede leer en un clip del teaser: “Toda generación tiene una leyenda”. Star Wars ya trascendió cuatro generaciones y la esperanza es que este glorioso final supere a The Return of the Jedi, y por supuesto a Revenge of the Sith.