“Chernobyl”, un macabro y merecido homenaje que sabe a justicia y muerte

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El día es 26 de abril del año 1986; el lugar, Chernobyl; la hora, 1:23 de la madrugada; el evento, la explosión del reactor nuclear número cuatro de la central Vladímir Ilich Lenin; las consecuencias, decenas de muertes directas y cientos de miles de fallecidos a causa de la radiación emanada durante y después del accidente. Se trata de una de las catástrofes más grandes de la historia provocadas por el hombre retratada ahora por HBO en una de las miniseries más exitosas del momento.

Protagonizada por Jared Harris, Stellan Skarsgård y Emily Watson, Chernobyl es una miniserie que en apenas cinco capítulos demuestra el horror que se vivió antes, durante y después de la explosión del reactor nuclear cuya radiación hoy en día sigue teniendo consecuencias fatales. Más aún, pues se trata de un producto que homenajea a todos los héroes que dieron su vida para salvar la de miles pero, también, es una denuncia contra aquellos cuya negligencia e irresponsabilidad provocaron la muerte y sufrimiento de una cantidad mayor de humanos y animales.

Chernobyl. Fuente: Cnet

Desde su primer capítulo el serial deja en claro que se trata de una obra en la que no hay lugar para la esperanza, sólo para la desesperación, la frustración, la impotencia y el terror más puro que se pueda experimentar al ser inevitable. Así, la historia comienza justo al momento de los hechos, es decir, en el instante de la explosión.

Es por esto que el primer episodio resulta ser tanto brutal como incrédulo, pues es en este donde vemos a los ingenieros del reactor no ya tratar de dar solución a la explosión, sino apenas creyendo y negando que ha sucedido lo que en teoría era imposible, lo que deriva en una serie de irresponsabilidades y pequeñas catástrofes que en un principio parecen no ser más que unos cuantos derrumbes y explosiones, pero que conforme avanza la historia vemos que sólo son la punta de un iceberg nuclear.

Chernobyl. Fuente: Forbes

Resaltan en este episodio las actuaciones y papeles de Con O’Neil y Paul Ritter como Viktor Bryukhanov y Anatoly Dyatlov, principales encargados del reactor y quienes logran generar un verdadero sentimiento de odio e impotencia hacia ellos gracias a sus pésimas decisiones y a las negativas que desde un principio costaron la vida tanto de empleados como de bomberos que acudieron al desastre.

Claro, si bien el primer episodio de Chernobyl logra despertar este tipo de sentimientos y emociones no sólo es por las acciones vistas en pantalla, sino también a su escenografía y fotografía, pues mediante escenarios sombríos y colores fríos que prevalecen a lo largo de sus cinco capítulos, crean la atmósfera necesaria para transmitir una increíble desolación y desesperanza.

Chernobyl. Fuente: Tierra Gamer

Ahora, aunque la serie es protagonizada por Jared Harris, Stellan Skarsgård y Emily Watson, no es sino hasta el segundo episodio que sus protagónicos comienzan a brillar de forma soberbia, pues es además cuando la historia introduce elementos políticos en el contexto de la Guerra Fría y cuyo peso histórico se deja ver mucho más en el cuarto y quinto episodio.

Es por ello que a raíz del segundo capítulo vemos a una excelente mancuerna conformada por Harris y Skarsgård, quienes dan vida respectivamente al físico químico Valery Legasov y a Boris Shcherbina, viceprimer ministro en la Unión Soviética; ambos principales encargados de la investigación del accidente.

Chernobyl. Fuente: El Español

Por supuesto, lo interesante es la manera en que sus personajes aceptan la tragedia y buscan encontrar una solución no donde no muera gente, sino donde haya que sacrificar a los que sean necesarios con tal de mantener con vida a la mayoría de la población. Así, mientras Harris da vida a un hombre de ciencia (y cuya interpretación vuelve a dejar en claro su gran calidad actoral) que busca de cualquier forma explicar la gravedad de la explosión del núcleo del reactor, el personaje de Skarsgård debe lidiar entre los intereses políticos y su propia humanidad a lo largo de toda la serie.

Es por ello que desde el segundo y hasta el cuarto episodio los vemos sacrificar su compasión y ética profesional a grados inimaginables, todo con tal de proteger a tantos como puedan, por lo que bajo engaños y falsas promesas lidian con conseguir que rescatistas, militares, bomberos, mineros y cualquiera que pueda servir entreguen sus vidas por la causa.

Chernobyl. Fuente: Euronews

Claro, lo más sorprendente de todo es que a comparación de Bryukhanov y Dyatlov, es mucho más fácil empatizar, perdonar y comprender a Legasov y Shcherbina, pues la serie logra mantener su humanidad y hacer que el espectador entienda que sus decisiones pueden ser injustas, pero necesarias.

Esto resulta más increíble cuando gracias a un increíble maquillaje y un bien logrado retrato del dolor, el episodio tres nos enseña los terribles y descarnados (literalmente) efectos que la radiación tuvo sobre aquellos que tuvieron una exposición directa al momento de la explosión.

Chernobyl. Fuente: Revista Arcadia

Así, dicho capítulo nos enseña brevemente pero de forma muy cruda –pues no podía ni debía ser de otra forma– las secuelas y daños físicos de las víctimas, por lo que las llagas, la sangre, la pus y la putrefacción de la carne son sólo una pequeña muestra de la agonía que vivieron quienes valerosamente (aunque a veces bajo engaños) entregaron su vida en esta catástrofe.

Claro, otro elemento que la serie maneja de forma funcional son los estragos que Chernobyl dejó tanto en las víctimas indirectas como en aquellas que buscaron hacer justicia, como lo fue el personaje de Jessie Buckley como Lyudmilla Ignatenko, a quien vemos sufrir no sólo por su propia irresponsabilidad e ignorancia hacia el tema de la radiación, sino también por su amor hacia el bombero que fue su esposo.

Chernobyl. Fuente: La verdad Noticias

Por otro lado y si bien el personaje de Emily Watson como la física nuclear Ulana Khomyuk no existió en la vida real, su papel nos dejó ver hasta dónde son perseguidos e intimidades políticamente aquellos que se adentran en la búsqueda de la verdad.

Claro, no todas las muertes en Chernobyl fueron humanas, sino también animales, víctimas aún más inocentes por su estado de bestias domesticadas, como lo deja ver el capítulo cuarto de la serie, en el que se nos enseñan las medidas tan drásticas y deplorables que se tuvieron que usar contra todas las mascotas y animales salvajes o de ganadería. Una vez más, golpeando la sensibilidad del espectador mediante acciones drásticas e injustas, pero sumamente necesarias.

Chernobyl. Fuente: Publimetro Colombia

Todo lo anterior concluye en un emocionante y devastador quinto episodio, donde si bien la tragedia y “lo peor” ya ha pasado, demuestra que quizá el mayor peligro que vivieron los que sacrificaron su vida y salud en Chernobyl no fue su exposición a la radiación, sino su confrontación ante la política de un país que, como se dice en algún momento de la trama, “está obsesionado con no dejar que lo humillen”.

Chernobyl. Fuente; Independiente

Es por esto que si bien el final de la miniserie ocurre en medio de un juicio contra los principales responsables de la tragedia, el uso de flashbacks y discursos tanto científicos como políticos que ayudan a entender y saber cómo ocurrió el accidente entregan una emocionante y soberbia conclusión para este producto de HBO, al igual que otorga cierta justicia a aquellos héroes de la catástrofe, aunque quizá es una justicia que históricamente sabe a poco… que muy en el fondo sabe a metal y muerte.