La vida y obra de Isao Takahata

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Isao Takahata, co fundador del Studio Ghibli, y director nominado al Óscar por su obra cumbre La tumba de las luciérnagas (1988) ha muerto a los 82 años; una vocera del propio Studio confirmó la noticia, y aunque no se han dado a conocer las causas de su deceso, se sabe que Takahata padecía del corazón y de un declive sistemático de su salud desde hace meses.

“Su muerte es ya un hecho confirmado, pero no podemos ofrecer más detalles pues todavía estamos buscando confirmar algunos detalles que la rodearon”, dijo la vocera de Ghibli para la prensa en un primer momento, y poco después se confirmó en un comunicado oficial que: «murió en el Hospital de la Facultad de Medicina de la Universidad de Teikyo por un cáncer de pulmón«.

Su filme de 1988 es quizá el más reconocido del autor: su obra maestra; incluso, Roger Ebert, un reconocido y mundialmente famoso crítico de cine, la calificó como una de las mejores películas bélicas de todos los tiempos. Sin embargo, los esfuerzos y la trayectoria de Takahata iniciaron años antes, codo a codo con su colaborador y rival: Hayao Miayazaki.

Nacido en la provincia de Ujiyamada en 1945, el contexto de Japón y la situación internacional expusieron de forma muy temprana al director a un ambiente beligerante; incluso a la edad de nueve años sobrevivió a un ataque aéreo por parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos en la ciudad de Okayama.

Este conocimiento de primera mano de lo que es la guerra, detonaría décadas después en su obra; entre tanto, después de ver un filme francés animado: The King and the Mockingbird (1952) se sintió tan intrigado por la técnica y la cultura que decidió estudiar literatura francesa en la Universidad de Tokio.

Antes de graduarse, encontró un estudio de animación, el Toei Animation Studios, que estaba buscando asistentes de director. Concursó por la vacante, y eventualmente fue contratado. Aunque el futuro en Toei no sería demasiado prometedor para Takahata, ahí pudo dirigir su primera película: Hols: Prince of the Sun (1968), que fue un fracaso comercial, y por la cual fue despedido el estudio.

Sería precisamente ahí, en Toei, donde conocería a Miyazaki. Una vez despedido, Takahata emprendió otro proyecto con el estudio Shin Ei Animation, para la película Pippi Longstocking, que es un personaje de caricaturas muy famoso en Suecia. El proyecto llevaría a Takahata y Miyasaki a través de un viaje por Europa para encontrar inversionistas y locaciones para el film.

Sin embargo, la propia autora de los libros de Pippi, Astrid Lindgren, rechazó por completo la adaptación de los japoneses, echando por tierra las esperanzas de ellos. Este sería, no obstante, el germen creativo que culminaría en la serie Heidi (1971), por la cual tanto Takahata como Miyazaki se hicieron famosos.

Esta producción fue llevada a cabo por Zuiyo Enterprise, que después se convirtió en Nippon Animation, y en donde Takahata y Miyazaki trabajarían cerca de una década. Esta relación terminaría cuando Nippon Animation pretendiera adaptar las historietas americanas Little Nemo. Para ello, los realizadores viajaron a Estados Unidos en donde no pudieron trabajar debido a la diferencia de técnicas entre uno y otro estudios.

Después de eso, Miyazaki, harto por los fracasos, le propuso a Takahata unirse a su proyecto personal: el Studio Ghibli, Takahata aceptó, y el resto es historia. La primera película que Takata dirigió para Ghibli fue precisamente La tumba de las luciérnagas.

Ese sería el inicio de una larga y portentosa colaboración entre los dos directores; aunque no siempre estaban de acuerdo uno con el otro, incluso eran reconocidos como amigos, colaboradores, pero rivales a la vez, legaron a la humanidad una serie inigualable de films que marcaron por entero el siglo XX y lo que va del XXI.

La última película de Miyazaki fue Se levanta el viento (2013), que salió exactamente el mismo día que la última película de Takahata, La historia de la princesa Kaguya, que le valió una nominación al Óscar como mejor película animada.

El hombre dirigió una docena de filmes, y escribió otra decena, consolidando una de las filmografías más valiosas que legado Japón al mundo.