Sharp Objects, descubrir el heroísmo de una víctima

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Una reportera estadounidense tiene un pasado oscuro y una investigación para el periódico en el que trabaja la obliga a enfrentarse de lleno a aquello que dejó atrás cuando se marchó del pueblo sureño en el que creció. Sharp Objects , la apuesta de HBO que llega este domingo a su final, es inquietante y espléndida. Amy Adams encabeza el elenco, pero lejos de llenarnos de luz con su belleza, su personaje -Camille Preaker- nos guía por una trama gris que nos confunde: ¿vemos a una víctima o a una heroína?

La historia se lleva a cabo en un pueblito rural, Wind Gap (Missouri). Dos niñas asesinadas encienden las alarmas de la localidad y el jefe de Preaker, le pide a la periodista que vuelva a la comunidad de donde proviene para averiguar lo que sucede. Cuando la pelirroja llega a su casa materna, rápidamente los tormentos de su adolescencia la acechan. Deberá hallar dentro de sí la fuerza para continuar en las indagaciones de los crímenes, al tiempo que revive la oscuridad de aquellos años que marcaron -literalmente- su vida.

Adams ha dicho recientemente que el personaje que encabeza en la serie llegó a traspasar la pantalla y se entrometió en su vida real. Trascendió que en más de una ocasión sufrió de insomnio, ansiedad y hasta llegó a decir que de vez en cuando se sentía “un poco loca”. No queda duda de la intensidad y complejidad de este papel protagónico.

A medida que transcurre la serie, que está plagada de flashbacks, hallamos no sólo las pistas para resolver el crimen, sino que se nos presentan también los episodios que marcaron a la joven Camille hasta llegar a perturbarla de tal modo. La madre, Adora Crellin (Patricia Clarkson), es una pieza fundamental de este rompecabeza: con su extraña soberbia y su descarnado odio, nos recuerda que no necesariamente la familia es incondicional. Su hija adolescente y media hermana de Camille, Amma (Eliza Scanlen), se incluye en la trama para terminar de desorientar al espectador.  

Poder femenino

Las tres mujeres de la mansión Crellin poco tienen que ver con los estereotipos de “mujer servicial y sensible” que se ha impuesto a lo largo de los años y esto es aplaudido por Adams que además es productora de la serie. Ya ha dicho que siente que este trabajo es un digno representante del movimiento #MeToo. Pero la huella femenina de Sharp Objects llega desde su creación, puesto que está basada en una obra de Gillian Flynn (Gone Girl), que además es coguionista de la producción. Y aunque el director de los ocho capítulos es varón, Jean-Marc Vallée (Big Little Lies), es reconocido por la protagonista como un “lienzo perfecto para que las mujeres se expresen”. 

Más allá de una serie detectivesca, Sharp Objects nos invita a un viaje el interior de un personaje complejo y apasionante del cual tenemos mucho que aprender, pero también que evitar. El alcoholismo y las autolesiones son apenas señales que nos alertan sobre la clase de persona que es Camille Preaker. Sin embargo, reconocer su valía y trabajo, tal y como lo hace su jefe, vale cualquier pretexto.