Anticristo: el arquetipo de Jung en la construcción del personaje
Anticristo (2009) es una película escrita y dirigida por el ganador de la Palma de Oro Lars Von Trier. Protagonizado por el tres veces nominado al Óscar Willem Dafoe y la talentosísima Charlotte Gainsbourg, el filme narra la historia de una pareja que, tras la accidental muerte de su hijo, se retira a una cabaña en el bosque para superar el duelo. La película se estrenó en Cannes en 2009, donde Von Trier estuvo nominado a la Palma de Oro y Charlotte Gainsbourg obtuvo el Premio a Mejor Actriz.
Con la fotografía de Anthony Dod Mantle (El último rey de Escocia, Slumdog Millionaire, 127 horas, T2: Trainspotting) y dividida en seis partes: un prólogo, cuatro capítulos y un epílogo, Anticristo es famosa por la evolución de sus personajes, el ascenso climático del guión y el alto grado de violencia gráfica que contiene. Debido a lo anterior, es considerada una de las películas más polémicas de la historia, recibiendo críticas que se dividen entre el aplauso atronador y la rechifla iracunda.
Como ejemplo de su poca aceptación podemos citar el caso del sitio Rotten Tomatoes, en donde el filme consiguió el “sello de podrido” con un 51% de aceptación, una puntuación de 5.5 sobre 10 y un balance de 86 reseñas frescas por 82 podridas.
Con ganas de «chingar»
Las historias conflictivas y la búsqueda de provocación son características del cine de Lars Von Trier. El director danés se ha valido siempre del choque para confrontar al público, despertando una reacción usualmente de incomodidad o rechazo, pocas veces de aceptación. La presencia de transgresión es elemental para el cine de arte y una de las más frecuentes en la obra de Von Trier es la construcción de personajes femeninos que pueden calificarse como misóginos.
La exaltación salvaje de la sexualidad como vehículo de escape ante la culpa y el dolor, misma que deriva en la idea primitiva y animalística del uso del cuerpo únicamente como un medio. La trasfiguración de los elementos clásicos de la maternidad como la abnegación, el amor involuntario y la felicidad por términos más comúnmente asociados con la locura instalan en el personaje femenino una tensión que se inflama conforme avanza el metraje para expulsar en forma de rabia violenta y ciega que atentará contra su pareja y contra sí misma en una lucha interna entre su consciente y su subconsciente.
Entre sus elementos destacados, Anticristo hace de los personajes sus grandes pilares. Aunque tanto Dafoe como Gainsbourg se lucen, es este último personaje el que absorbe el mayor peso de la cinta. Este persona es, entre los femeninos de Von Trier, el que más rechazo ha provocado por parte del público. Este personaje presenta aspectos explicables por medio de las teorías de construcción de la personalidad de Jung, con las que puede explicarse la evolución del personaje utilizando los conceptos del arquetipo y el inconsciente colectivo.
La evolución del personaje
El personaje, comúnmente, es quien toma las decisiones y guía la historia, pero en esta narración cinematográfica el personaje está tan fragmentado y es llevado de un lugar a otro; de una estado de conciencia distinto a cada momento, que pareciera que no es él quien controla la historia: sino una especie de persona alterna dentro de sí mismo. Poco a poco ambos se encuentran y unen, la naturaleza actúa a través del personaje, que toma su lugar como reflejo, formando una simbiosis entre el sujeto y el entorno.
La construcción de los personajes cinematográficos puede poseer distintos grados de profundidad dependiendo de la utilización de los silencios, esto es, las decisiones que tome el director de callar cierta información para crear distintas interpretaciones o dudas en el espectador; así mismo los distintos grados de profundidad de un personaje se hacen presentes cuando las acciones de este se contradicen y al existir en él un lucha interna.
En un ejemplo de la evolución que menciono tenemos la escena en la que “él”, un psicólogo de profesión, propone un juego de roles para representar los pensamientos de miedo y contrastarlos con los racionales. El intercambio de los roles típicos, que colocan a la mujer como ser instintivo y al hombre como racional, representa un cambio en la “propia naturaleza” de la mujer y provoca una exaltación del animus, es decir, de la parte masculina dentro de la mujer.
Arquetipos femeninos
La construcción de ella y su evolución a lo que podría denominarse su “locura”, la demencia y el salvajismo mostrado son procesos fundamentales explicados por Jung en sus obras Arquetipos e inconsciente colectivo (1970) y Energética psíquica y esencia del sueño (1982), en los que describe los trastornos de personalidad que son reconocibles en el personaje femenino de Anticristo.
En Anticristo no se le proporciona un nombre al personaje femenino. Por ello el personaje se transforma en un significante sin nombre establecido: un recipiente vacío. En ese sentido, sin embargo, una de las primeras cosas que se sabe del personaje es la condición en la que se encuentra; la pérdida del hijo la hace ser asumida como “la madre”, esto provoca que se le puedan dar atributos socialmente utilizados para caracterizar a “la madre”.
En el capítulo uno de la película se muestra el dolor por la pérdida del hijo y como ello causa en la mujer una ruptura que la lleva a ser internada y tratada psiquiátricamente. En este proceso interviene su pareja, quien acaba por tomar las decisiones completamente en sus manos, comenzando a hacerse claros los estragos del dolor causado por la muerte del hijo y una culpa normal de ella hacía este hecho. La muerte del hijo funciona como catalizador, pues la emoción es la fuente madre de toda conciencialización y sin ella no se produce transformación alguna de las tinieblas en la luz y de la inercia en movimiento.
El personaje femenino se caracteriza por la idea de que la maldad es una cualidad inherente a la mujer, idea fomentada en los estudios que ella realizaba sobre el feminicidio en época de la inquisición, se resaltan los aspectos violentos del deseo sexual en ella y como estos al tornarse más frenéticos provocan en ella histeria y un ataque físico hacia su pareja. Existe más de un arquetipo de madre para Jung, uno de ellos es la bruja, siendo así la forma de representación del personaje se transforma incitado por las ideas fomentadas en los temas de su tesis volviéndolos una posibilidad de representación.
Pulsiones: vida y muerte
Para Jung la naturaleza cuenta con muchos símbolos del nacimiento y el engendramiento, pero cuando la pareja llega al bosque ella siente que la tierra la quema, que le produce una sensación de rechazo. Contraria a esta afinidad por el alumbramiento o el inicio, ella percibe el lugar como un símbolo de muerte tomando, entendiendo el cambio y la regeneración de la naturaleza como muerte constante.
El prólogo es una secuencia de imágenes en cámara lenta a blanco y negro con la música de fondo como uno de los elementos sobresalientes. En esta escena ocurren dos cosas al mismo tiempo: una pareja teniendo sexo y un niño pequeño que despierta y sube a la ventana. Ambas acciones evolucionan simultáneamente, para culminar en un mismo momento: la mujer tiene un orgasmo cuando el niño cae por la ventana.
El epílogo muestra las mismas características del prólogo y en él se muestra al hombre solo, subiendo a la montaña, seguido de una multitud de mujeres con lo que se continúa con la representación anterior de la mujer como parte de la naturaleza, como su pobladora y como ser dominado por ella.
Existe un hallazgo semántico que funge como resumen de los elementos de caos y “maldad” en Los tres mendigos que se utilizan como representación de lo despiadado de la naturaleza y símbolo de la fatalidad que está presente desde el prólogo por medio de dibujos y una imagen de los tres reyes magos de la cultura católica: Melchor, Gastar y Baltasar; y tienen apariciones a lo largo de la película, es este otro elemento que se presenta “anti-católico” dentro del filme, los tres reyes magos cambiados por animales, el ciervo, el cuervo y el zorro son su representación, los tres reyes magos aparecen en el nacimiento, los tres mendigos en la muerte.
El título Anticristo comienza a encajar no con el significado social-religioso que podría tener, sino como la presentación del opuesto, como la formación de la dualidad y la representación de la lucha entre las partes de una misma persona, el rechazo del equilibrio y por tanto la ruptura de la unidad del ser, muestra el miedo ante el reconocimiento de “la sombra” y el extremo de la confrontación que solo puede provocar un estallido. Así, ella es destructiva a causa del miedo que provoca el reconocimiento, así se destruye a sí misma, como el zorro encontrado entre los helechos, donde el caos reina.