Por qué amamos Misión Imposible, la franquicia más exitosa de Paramount

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La sexta entrega de la serie fílmica Misión Imposible se ha estrenado ya con el subtítulo Fallout, o en español: Misión Imposible Repercusión; y en su primer fin de semana de exhibición en carteleras ha recaudado la pasmosa cantidad de 61.5 millones de dólares, sólo en su mercado nacional; en el ámbito internacional, ha recaudado 153 millones; convirtiéndose en el segundo estreno mejor recibido de Paramount, sólo detrás de War of the Worlds (2005), también protagonizada por Tom Cruise.

Sólo para este año, se convierte en el mejor debut de uno de los estudios que, debido a la brutal competencia de otros, o de nuevas plataformas como Netflix, se ubica en el sexto lugar entre los principales estudios en cuanto a ingresos de taquilla; para Cruise, que también fungió como productor del film, es su segundo mayor éxito comercial, después de Misión Imposible 2.

Desde su primera producción en 1996, la franquicia ha generado casi 3000 millones de dólares. En pleno 2018, y con otras firmas golpeando la puerta (como el eterno agente 007, o el ya casi muerto Jason Bourne) uno irremediablemente se pregunta cómo una serie de acción de este corte ha podido permanecer fresca e inmejorable con el paso de las décadas.

La respuesta a esta pregunta la hemos fracturado en cinco partes esenciales:

#1 Libertad creativa de sus directores y guionistas

Vale la pena recordar el trabajo previo de las siete temporadas de la serie del mismo nombre; creada y producida casi enteramente por Bruce Geller, marcaron un antes y un después en la ficción televisiva de finales de los sesenta. Desde 1967, con un año al aire, la serie fue nominada a multitud de premios Emmy y Globos de Oro. En total ganó ocho de los primeros y tres de los segundos.

Con la aparición en 1996 de la primera película de Misión Imposible, dirigida por Brian de Palma (aunque David Fincher tuvo también sus manos en el proyecto) la franquicia estaba renovada y lista para arrancar un nuevo milenio. Desde entonces, Paramount ha adoptado casi una política de “un director por película”, que imprime su particular visión sobre cada producto.

La bomba en taquillas que significó Misión Imposible 2, de John Woo no necesariamente se consolidó como la mejor película de la saga; y la pobre recepción de Ghost Protocol (la cuarta de la saga) dirigida por Brad Bird, no medró un gramo sobre su calidad y su narrativa. De tal forma que las seis entregas viven cada una en su propio elemento, y se inscriben con independencia, pero de forma integral, en el universo de la serie.

Misión Imposible Brian de Palma

#2 Subordina el CGI a la acción, y no al revés

Desde la enigmática escena del búnker en la primera película, hasta la impresionante pelea en el baño público de Fallout, Misión Imposible ha destacado por su realismo y verosimilitud en las escenas de acción y riesgo, ¿cómo lo logran?

Es bastante simple: no se decantan por filmar en un foro cubierto por cortinas verdes, sino que en verdad se filma al risco de la montaña; de verdad se estrellan los autos, y de verdad estallan los cristales. Las imágenes generadas por computadora pasan a un segundo término y no determinan el resultado visual final. Lo que realmente lo determina es el crew y el protagonista en las exactas locaciones que ilustra. Es ya famosa la secuencia en detrás de cámaras de la escalada de Ethan Hunt en el edificio Burj Khalifa, que tenía a Tom Cruise colgando de verdad desde un piso 120.

#3 El carisma de Tom Cruise y su equipo de súper especialistas

Nadie como Tom Cruise hubiera podido encarnar a Ethan Hunt, el eterno renegado de la Fuerza de Misiones Imposibles. Cruise, desde la primera entrega, ha servido, además de protagonista, como productor de los films, involucrándose hasta el último gramo de cada escena.

Pero no sería nada sin su grupo de especialistas detrás: hablamos desde luego de Ving Rhames, en la piel de Luther Stickell, que sobrevive desde 1996, y del inigualable Simon Pegg, en la piel de Benji Dunn, que hasta Rouge Nation adquirió el protagonismo que merecía.

Este elemento humorístico, de buddy movie, ha logrado que la saga no se tome tan en serio a sí misma, y recuerde a través de guiños y bromas simples, que la película no es más que eso, y que el espectador no tiene que creer en su héroe (como en el caso de James Bond) sino simplemente verlo.

#4 Su tema principal, compuesto por el argentino Lalo Schifrin

Lalo Schifrin solía decir que la música contemporánea está generalmente compuesta en dos cuartos o cuatro cuartos porque la gente baila con dos piernas: “yo compuse el tema de Misión Imposible en cinco cuartos para gente del espacio, para gente que baila con cinco piernas”.

La tensión y el suspense inherentes a la composición en piano y el acompañamiento de flauta, hoy míticos, hacen que el tema de la franquicia quiera ser escuchado una y otra vez en un sinfín de variantes y versiones.

Aunque a lo largo de las películas han cambiado el tempo de la música, el tema principal que ha pasado por las manos de Danny Elfman, Hans Zimmer y hasta Limp Bizkit, permanece en 5/4 como el original.

#5 Sus villanos imperdibles

Ethan Hunt no sería nada sin sus adversarios. A lo largo de las seis películas que compone la serie, hemos visto malos parecer malos, y otros verdaderamente malos. El ingrediente antagonista de Misión Imposible es una de sus partes más importantes, y nadie podría olvidar la lucha entre Jean Reno y Tom Cruise en un túnel; el villano corta dedos que encarnó Dougray Scott; el monólogo psicópata de Philipp Seymour Hoffman o bordo de un avión, o la potencia muscular de Henry Cavill disparando un calibre 50 desde un helicóptero en caída libre.

Estos cinco puntos resumen en buena medida el sentir nuestro y el de la gente que año con año abarrota las salas para acontecer la nueva hazaña de Hunt y su equipo; parece que Misión Imposible hubiera inventado el cine palomero, y no al revés.

El éxito en taquilla de Fallout, dirigida por Christopher McQuarrie al igual que Rouge Nation, su antecesora, sólo confirma nuestras palabras.