“Papillon”, una fuga moderna hacia la libertad y la lealtad

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Hoy en día la lealtad es cada vez más difícil de encontrar, incluso entre los mismos amigos, pues hay veces que aquellas relaciones que parecen inquebrantables se rompen al primer problema serio, mientras que existen camaraderías que a tan sólo unos minutos de haberse consolidado, alcanzan una fortaleza que muchas amistades no logran en toda una vida. Sin embargo, ¿será posible que la lealtad perdure en el ambiente más hostil, donde no hay nada que ganar sino todo que perder?, más aun, ¿puede un espíritu inquebrantable doblegarse ante este clima? Estas son las preguntas a las que el director Michael Noer trata de responder en su remake del clásico Papillon, que en esta ocasión tiene como protagonistas a Charlie Hunnam y Rami Malek.

Luego de que Henri “Papillon” Charrière (Hunnam) es acusado injustamente de asesinato, éste es enviado a una prisión en la llamada Isla del Diablo, situada en la Guyana Francesa. Allí conoce a Louis Dega (Malek), un hombre rico pero débil a quien decide proteger con una condición: que lo ayude a financiar su escape de la isla. Ambos aceptan el trato, sin embargo, aprenderán que el clima hostil en el que están encerrados tiene todo lo necesario para apagar cualquier hambre de libertad, destrozar la lealtad más fiel e incluso romper en pedazos hasta el espíritu más fuerte.

Papillon. Fuente: Gelderlander

Papillon. Fuente: Gelderlander

Antes que nada y por más que duela y no se quiera, se debe aceptar que los remakes, reboots y nuevas versiones no pararán (por desgracia así es la industria), por lo cual, cuando se mira una versión más reciente de un clásico como la original Papillon (1973) dirigida por Franklin Schaffner y con Steve McQueen y Dustin Hoffman como protagonistas, lo mejor es mirar el nuevo producto con una visión lo más virginal posible; quizá así se pueda disfrutarlo. Si hacemos esto con la más reciente obra de Noer, vamos por buen camino.

Esta nueva versión de la autobiografía del verdadero Papillon no se aleja tanto de la primera adaptación de 1973, aunque tiene ciertas diferencias que la hacen sentirse como una película fresca. Para comenzar diremos que la trama es la misma y la idea central permanece allí, comenzando por darnos un breve contexto de la vida de Henri Charrière antes de ser enviado a la Isla del Diablo, y aunque no profundiza demasiado en esto, los primeros minutos de la película sirven únicamente para darnos a entender que si bien este hombre no llevaba una vida totalmente honrada, tampoco era lo suficientemente ilegal como para recibir el castigo que se le otorgó.

Luego de esto, la cinta entra de lleno en lo que nos interesa, es decir, en la relación que nace entre Papillon y Dega. Así, la amistad (más por conveniencia en un principio) entre estos dos prisioneros prácticamente surge en el primer día en que llegan a su nuevo hogar de barrotes y concreto, pues mientras el primero sabe que debe encontrar a alguien que lo ayude económicamente para salir de la cárcel, el segundo está consciente de que no tiene lo necesario para sobrevivir en un lugar así, por lo que necesitará de un guardaespaldas.

Papillon. Fuente: Cineycine

Papillon. Fuente: Cineycine

Sin embargo, aunque parezca que la historia gire en torno a la supervivencia de estos dos reos entre la violencia de los demás prisioneros, este remake se enfoca en la fuerza de voluntad y de espíritu de Papillon ante los castigos que debe soportar por parte de los carcelarios y el director de la prisión debido a sus constantes intentos de escape. Esto provoca que por lo menos la trama no se sienta como una cinta 100% de acción genérica, sino que tiene el acierto de apelar a la parte sentimental mediante la lealtad y la fortaleza que existe entre los dos personajes principales.

Sin embargo, una de las principales diferencias que tiene este filme de Noer a comparación del de Schaffner, es precisamente la acción que se presenta a lo largo de la trama, pues si bien contiene más secuencias con este elemento (sin llegar a increíbles e impactantes tomas de escapismo ni explosiones hollywoodenses), también muestra un poco más de crudeza en sus escenas de torturas pero sin llegar a lo explícito como para ser visualmente agresiva.

No obstante y si bien es precisamente esta acción la que ayuda a que la película tenga un ritmo rápido y digerible, es también este elemento el que provoca que cuando no ocurren secuencias de escape la trama se perciba un tanto vacía, cosa que no ocurría en el filme original, donde en todo momento se lograba captar la tensión y la emoción de estar fraguando un plan de escape. Afortunadamente la banda sonora también ayuda a llenar estos vacíos. La musicalización es buena, pero no llega a ser tan pulcra como la de Jerry Goldsmith.

Papillon. Fuente: Cinematecando

Papillon. Fuente: Cinematecando

Más que la acción y demás, el verdadero punto fuerte de la cinta son los papeles de Hunnam y Malek, cuyas actuaciones en verdad logran transmitir una sensación de camaradería entre sus personajes, haciendo que su relación se sienta prácticamente de amistad y no la de dos simples socios. Por supuesto, esto se logra debido a aquellas escenas y secuencias de saltos en el tiempo que dejan en claro que, ya sea por el simple hecho de seguir teniendo un motivo por el cual luchar, o porque en verdad ha nacido en ellos un sentimiento de hermandad, ambos son hombres de palabra y están dispuestos a cumplir el trato que hicieron, dejando en claro que su lealtad va más allá de unos cuantos billetes.

En resumen, aunque con altibajos hacia el término de ésta, Papillon es lo suficientemente dramática y con la acción necesaria para sostenerse por sí misma, obviamente sin llegar al nivel de la original, pero funcionando en su propia época, lo que definitivamente la aleja de ser una pésima película, sino más bien un producto entretenido que si bien no será recordado por la posteridad, vale la pena darle la oportunidad si lo que a uno le gusta son las historias con finales felices.