“El Depredador”, en defensa del indefendible Shane Black
Lo que están a punto de leer es una simple y mera opinión de un espectador cuyo amor y ciego fanatismo hacía «Depredador» quizá no lo dejan ver el grave error –como lo han catalogado la mayoría de la críticas- que Shane Black ha cometido con The Predator (2018). Por ello es que aquí se intentará rescatar tanto lo bueno como lo malo de esta película, desde una mirada lo más equilibrada posible.
El Depredador es la historia de un equipo de soldados para nada comunes ni honorables, que deberán hacer frente a un enorme y poderoso alienígena, capturado luego de que su nave se impactara en la tierra. Sin embargo, este extraterrestre también está siendo acechado por otro nuevo y más poderoso «Depredador» –mismo que gusta de modificarse genéticamente para mejorar sus habilidades-, quien está dispuesto a todo, con tal de cumplir una misión que podría llegar a cambiar todo lo que ya se sabía acerca de estos seres intergalácticos.
Para disfrutar este filme es necesario mirarlo con la mente en blanco y, más importante aún, olvidarse de cualquier tipo de comparativos con respecto a la primera y a la segunda película. Pues, si desde un inicio las expectativas son de ir a ver una joya igual que la cinta original de 1987, o tan siquiera un producto la mitad de bueno que la secuela de 1990, ya se lleva la mitad de la batalla perdida, antes de llegar a la sala de cine. Una vez aclarado esto, veamos lo que depara el siguiente paso evolutivo en la cacería.
Lo bueno
El Depredador es una película bastante entretenida, pero no es un producto serio; al contrario, resulta ser una cinta plagada de sangre y violencia cuya mayor fortaleza es mirar a dos Depredadores mutilando humanos de formas disparatadas, todo ello envuelto en un ambiente lleno de situaciones que van del humor negro a lo políticamente incorrecto. Es decir, se burla de todo y de todos.
El humor, dirán ustedes, es el peor error que Black pudo cometer en esta cinta, al grado de compararla con cualquier producto de Marvel y que incluso rompe con la seriedad de las tres películas pasadas de este extraterrestre. Sin embargo, como dijimos, no se trata de comparar, sino de mirar lo nuevo que el filme aporta. Así, todos los chistes, situaciones cómicas e incluso ofensivas, corren a cargo de una unidad militar “especial” que se autodenomina como «Los lunáticos”: un grupo de soldados retirados y literalmente «trastornados», comandados por Quinn McKenna (Boyd Holbrook).
Desde aquí El Depredador se sale de lo pautado, al presentarnos a un grupo de seres comunes y corrientes -aunque más corrientes que comunes- para enfrentarse a un mortal extraterrestre. Ya no se trata de una montaña de músculos como Arnold Schwarzenegger (pues quizá hasta Dwayne Johnson, Jason Statham o el mismo Dave Bautista serían criticados si se enfrentaran a un Depredador), o un rebelde como Danny Glover, sino más bien de la escoria más baja e inútil del ejército, quienes haciendo uso de sus pocas habilidades hacen frente a un poderoso monstruo. En pocas palabras, son los héroes que no quisieras que defendieran la tierra pero que, pese a todos los pronósticos, dan su mejor esfuerzo para lograrlo.
Si a esto sumamos el típico e incorrecto estilo de Black, tenemos a un grupo de mal hablados e irreverentes hombres que mediante chistes totalmente ofensivos y comentarios inundados de doble sentido, dotan a la película de un humor bastante ácido que, para bien o para mal, logra una sonrisa en el espectador, ya sea por lo absurdo de las situaciones, o bien, porque ni niños, mujeres, hombres, extraterrestres o personas con alguna capacidad mental diferente salen bien librados de la burla.
En lo referente a los Depredadores, la película tiene un punto a favor de sus antecesoras: expande a nuevos horizontes lo que ya se conocía sobre los alienígenas. Esto se plantea mediante las investigaciones de los científicos Keys (Jake Busey) y Casey (Olivia Munn), cuyos resultados no sólo arrojan cosas interesantes, sino que explican que todo el ritual de cacería de estos extraterrestres, así como que sólo tomen el cráneo y la columna vertebral de la “presa” más fuerte, no es por simple ego, orgullo o deporte, sino que va más allá de ello, con lo cual, dan una aclaración bastante lógica (dentro de la trama de esta secuela) sobre la hibridación y la mutación genética de los nuevos Depredadores.
En lo referente a la tecnología alien, El Depredador tiene el gran acierto de mostrar nuevos avances en las armas de estos extraterrestres (como lo es un mejor camuflaje e incluso una nueva especie de exoesqueleto y hasta la capacidad de abrir agujeros de gusano), pues desde la cinta de 1987 su tecnología parecía haberse quedado estancada en los mismos artefactos. Esto es interesante debido a que sería incoherente que una raza tan avanzada no haya mejorado ni actualizado su armamento desde la época de los aztecas (como se puede ver en Alien vs Predator del 2004).
Además, hablando propiamente de los dos depredadores de la cinta, son por mucho los más violentos de la franquicia completa, ya que ahora también se valen de sus garras y mandíbulas para mutilar el cuerpo humano. Junto con las nuevas armas, esto da pie a que los asesinatos que se muestran en pantalla sean bastante explícitos y brutales (dentro de lo que cabe en una película de acción).
Lo último que podríamos rescatar de esta película antes de pasar a lo malo son tres cosas: la primera de ellas son las diversas referencias y guiños que tiene directamente hacia los filmes pasados e incluso con referencias a Alien vs Predator, ya que esto, por lo menos, da pie a un poco de nostalgia; en segundo lugar, el hecho de que Black se haya arriesgado a enfocarse más en la evolución de los Depredadores, y menos en su cacería, dota a la cinta de una pequeña pero significativa innovación en el universo cinematográfico de estos seres para el público más joven, más no para los puristas de la franquicia. Eso sí, esta idea pudo ser mejor tratada. El tercer punto a rescatar es que la acción que presenta el filme al inicio, se mantiene hasta el final.
Lo malo
Si bien dijimos que la comedia era buena (quizá por su exceso de simpleza), ésta al menos lo es por parte de los soldados trastornados y únicamente cuando se trata de humor negro, pues también hay varias situaciones que son ridículas. Ejemplo de ello es el uso de “perros-depredadores”, los cuales son una mezcla entre cabeza de Depredador y cuerpo de pitbull, que más que temor dan risa. Destaca la penosa participación de uno de estos canes, pues mediante una “lobotomía casera” logra ser rebajado a un ser más inofensivo que un cachorro recién nacido.
En cuanto a los enfrentamientos, si bien cada vez que aparece uno de los dos Depredadores vemos una matanza, la violencia se vuelve incoherente cuando todos aquellos personajes que no son los protagónicos mueren prácticamente al primer golpe, mientras los protagonistas son mucho más resistentes a impactos más potentes. Asimismo, tanto el científico Keys, como la bióloga Casey, fueron bastante desaprovechados, teniendo una participación casi forzada en la que de no ser por sus breves explicaciones sobre la nueva raza de Depredadores, sus papeles hubieran pasado totalmente desapercibidos.
Otro que fue mal aprovechado fue Jacob Tremblay en su participación como el niño autista Rory McKeena, pues si bien tiene un papel fundamental e interesante para el desenlace de la trama, la condición mental de su personaje pudo tener un mejor tratamiento argumental para que su participación no se sintiera como un niño que, gracias a su capacidad, es capaz de comprender y manipular tecnología alienígena en apenas unos cuantos minutos de tenerla en sus manos.
Lo peor
Un punto en el que seguramente estarán de acuerdo tanto detractores como partidarios de esta cinta, es que la secuencia final destaca y se sobrepone como lo peor de la película (pues incluso competiría con el pésimo final de Independence Day: Resurgence), ya que la revelación del porqué ambos Depredadores peleaban entre ellos resulta ser un final forzado y absurdo con esperanzas de tener una secuela más, en el que pareciera que Shane Black no quedó conforme con lo que hizo en Iron Man 3 y quiso traer algo de Marvel a esta película. No revelaremos cuál es este secreto para que ustedes se sorprendan de la misma forma una vez que miren los últimos minutos, pero sólo diremos que es una especie de «Tony Stark conoce a Depredador”.
En conclusión
El Depredador es una película que viene para refrescar la franquicia pero no desde un punto de vista serio, sino más bien como una película de ciencia ficción llena de sangre y violencia gratuita que únicamente tiene como finalidad entretener a las nuevas generaciones mediante el simple uso de la acción de principio a fin. Por ello, hay que mirarla como un punto y aparte de Predator 1 y 2, pues aunque retoma ciertos elementos de éstas, se aleja de la trama de ambas, por lo que para aquellos que simplemente deseen ver una cinta de ciencia ficción con alienígenas mutilando humanos, y sólo eso, entonces esta es la cinta que están buscando.
Para tomar en cuenta
Se recomienda tener un poco de noción sobre los filmes pasados para detectar ciertas bromas y referencias a ellos. Asimismo, por más cómics que se hayan leído acerca de Depredador y por mucho que se tomen en cuenta las historias alternas creadas en foros de internet –algunas de las cuales ya son tomadas como cánones-, es necesario desprenderse de éstas y centrarse únicamente en la información que se ha dado en las películas, pues como dijimos, aquel que vaya a mirar El Depredador con la intención de compararla con otra obra previa, va predispuesto a no disfrutar de dos horas de una trama incoherente pero con divertidas mutilaciones. Después de todo, no se trata de una película de Depredador hecha para los fans de este alienígena, sino de una película de Depredador hecha para las nuevas generaciones y aquel público que busca acción simple mediante tramas sencillas. Para bien o para mal.