10 «mockumentales» para cuestionarse los límites entre realidad y ficción

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Es probable que el “mockumentary”, conocido en español como falso documental o “mockumental”, no sea el género más popular del cine, quizá algunos ni siquiera han escuchado el término, pero ha producido algunas de las obras más ingeniosas de la industria. Este género surge de un impulso “perverso” o, cuando menos, rebelde: la idea de subvertir el documental, quizá el más serio de los formatos en tanto que por ser testimonial se acerca más al periodismo y la pretensión objetiva, para burlarse de la audiencia, los medios de comunicación o el género mismo.

El “mockumental” tiene la opción de ser caricaturesco, aproximándose a problemas importantes de forma risible, o de abordar una idea absurda o falsa con la mayor de las seriedades. Sin embargo, algunas de las mejores películas “mockumentales” no son fáciles de clasificar, jugando con los límites del género para generar la duda fantástica en el receptor, quien deberá preguntarse si lo que ha visto es cierto o falso. La historia lo confirma: la farsa se sitúa en el terreno de la crítica, haciendo posible expresar la inconformidad social.

El primer falso documental famoso ocurrió en una trasmisión de radio, cuando Orson Welles leyó una adaptación de La guerra de los mundos (1898) de H. G. Wells, provocando el pánico de la audiencia que no se percató de que el relato era ficticio, pensando que era un testimonio que ocurría en ese momento.

También son falsos documentales, ya sea porque toman elementos del género para fines narrativos o con motivo de burla, o porque buscan hacer pasar una mentira por algo cierto, son falsos documentales las películas Los dioses deben estar locos (1980) de Jamie Uys, Holocausto Canibal (1980) de Ruggero Deodato, Zelig (1983) de Woody Allen (1983), El proyecto de la bruja de Blair (1999) de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, Opératión lune de William Karel (2002), Noviembre (2003) de Achero Mañas y Borat (2006) de Larry Charles y Sacha Baron Cohen.

Además, la televisión cuenta con ejemplos del género como las exitosas series The Office y Modern Family o muchos de los sketches del grupo cómico inglés Monty Phyton.

Con el paso del tiempo, el falso documental se ha convertido en una poderosa herramienta que ofrece ayuda a los cineastas para experimentar en la forma de contar historias, añadiendo la posibilidad de desdibujar las fronteras entre lo real y lo ficticio Es por ello que aquí les presento una lista con diez de los más interesantes “mockumentales” estrenados en los últimos diez años. De ninguna manera esta lista agota el género y más que un “top ten”, supone un vistazo a la variedad y riqueza del género.

1.[REC] (España, 2007)

Conocí a Jaume Balaguero cuando, siendo apenas un niño, vi su perturbador cortometraje debut Alicia. Así que cuando vi que estrenaría una película de terror, me apunté de inmediato. [REC] resultó ser una de esas películas que marcan con profundidad un género, obligando a la reinvención, lo que generalmente conlleva a tristes continuaciones de menor calidad y remakes estadounidenses. El filme adopta el estilo documental que, dentro del cine de terror, ya había utilizado El proyecto de la Bruja de Blair (1999). Pero, a diferencia de la anterior en la que no ocurre nada, [REC] nos inquieta con una historia llena de acción y buena dosis de violencia y sangre. Los espectaculares acontecimientos los conocemos de primera mano, gracias a un equipo de reporteros que iba a cubrir el recorrido nocturno de un equipo de bomberos, pero acaba obteniendo la primicia de su vida y, quizá, su último trabajo.

2. My Winnipeg (Canada, 2007)

El director de más de 30 películas, Guy Maddin, teje a la perfección la fantasía con la memoria en un falso documental que funciona como retrato de su ciudad natal, Winnipeg, Manitoba. La cinta se origina en un sueño del autor y mezcla sus memorias de infancia, deformadas por el recuerdo o la propia imaginación, con hechos históricos e interpretaciones dramáticas para desarrollar lo que el director llama “docufantasía”.

Reminiscencias al cine mudo, el expresionismo alemán, el montaje soviético y los melodramas de los 50, confluyen en una crónica surrealista que superpone tres capas narrativas para hablarnos de la pesada ingravidez de los fantasmas de nuestro pasado.  My Winnipeg es un viaje increíble hacia “otro yo”, aquel que vemos en el espejo; es conducirnos por un relato que salta de recuerdo a recuerdo, como si de una novela de Marcel Proust se tratase. Quizá el viaje emprendido entre el deseo de abandonar el hogar y el de convivir con sus espectros no acabe nunca, porque la exploración de la memoria es infinita.

3. Brüno (Reino Unido/Estados Unidos, 2009)

El actor británico Sacha Baron Cohen tiene un humor que sobrepasa los límites de lo agradable, convirtiéndolo en uno de los comediantes más incómodos que existen, pero nadie ha trabajado más el falso documental que él. Conocido por crear a los personajes cómicos Ali G, Borat y Brüno, protagonistas todos ellos de falsos documentales. Utilizar la farsa, con personajes pertenecientes a minorías políticas, ha servido a Sacha como herramienta de crítica y le valido numerosos premios, pero también una demanda formal en Alemania por considerar que su personaje, Borat, incita la violencia y la discriminación. En Brüno Sacha interpreta a un gay austriaco quien, luego de ser despedido como presentador de un programa de moda, viaja a los Estados Unidos para cumplir su meta de convertirse en una celebridad y, de paso, reinventarse a sí mismo.

4. I’m Still Here (Estados Unidos, 2010)

En 2009 Joaquin Phoenix anunció su retiro de la actuación para dedicarse por completo a su carrera en el Hip hop . La cinta, dirigida por Casey Affleck, arrancó como un proyecto documental, por lo que el actor mantuvo el personaje en público todo el año que duró el rodaje. La película muestra a un Joaquin Phoenix de comportamiento errático, algunos llegaron a considerar que se había vuelto loco, un tipo agresivo y extraño filmado consumiendo drogas o teniendo sexo.

La información era tan dura que hacía parecer que todo era real, pero poco después del estreno de la película en el Festival Internacional de Cine de Venecia, donde muchos ya sospechaban que se trataba de un falso documental, Joaquin Phoenix confesó que todo era una farsa y que lo único que buscaban era realizar una obra acerca de la libertad, así como la relación mediática entre los consumidores y creadores. Sobra decir que el experimento logró su objetivo, haciendo obligatoria su visualización.

5. Exit Through the Gift Shop (Reino Unido, 2010)

Para mí, Bansky es el artista que mejor encarna nuestra época actual: un genio anónimo que conjunta a la perfección y de forma controvertida dos mundos que por muchos siglos estuvieron distanciados: el arte y la calle. Para nada digo que sea el primero en hacerlo, pero es el único que ha construido su figura solamente a partir de ello. Todos conocemos a Bansky, ninguno de nosotros sabe quién es. Y, aunque se han formulado teorías sobre su identidad, sonando cada vez más la idea de que se trata de Del Naja, miembro de Massive Attack, nada hay confirmado. La particularidad de esta película, el debut del artista en el cine, es que ha generado un debate acerca de la veracidad de los hechos grabados, así como una discusión acerca de los límites del género documental.

La cinta sigue los pasos de Thierry Guetta, un inmigrante francés que vive en Los Ángeles, donde se dedica al arte callejero y tendrá oportunidad de conocer a su ídolo Bansky, quien tiene mucha presencia en esta fascinante película, pero cuya identidad siempre permanece oculta.

6. Chronicle (Estados Unidos, 2012)

Quizá este “mockumental” sea el más evidentemente falso de la lista debido a que su historia tiende más al terreno de la ciencia ficción, pero el hecho de contarnos los eventos desde una perspectiva tan personal es lo que lo hace especial. El argumento gira sobre la vida de tres estudiantes de preparatoria, quienes obtienen superpoderes tras realizar un extraño descubrimiento. Como es de esperarse en tres chicos milenials, utilizarán sus poderes para divertirse y hacer cosas “cool” mientras graban todo en una cámara, hasta que el delirio y la falta de control los transforme.

7. What we do in the shadows (Nueva Zelanda, 2014)

Pocas películas he visto tantas veces los últimos años como What we do in the shadows. Quizá se deba a que, aunque la fiebre de hace algunos años me hizo alejarme de los libros o películas sobre vampiros, sigue siendo mi monstruo o criatura fantástica favorita. Es increíble encontrarte con una obra que te haga reír de forma tan inteligente y tocando un ícono del terror tan clásico como la figura del vampiro. A manera de reality show, podemos seguir la vida cotidiana de un grupo de “roomies” vampiros bastante simpáticos y llenos de personalidad, quienes nos demuestran que ser vampiro no es cosa fácil y, que, incluso los monstruos tienen sentimientos y cargan con traumas del pasado. Lo que más disfruto de la película es que dan un repaso a todas las características atribuidas a los vampiros en siglos de literatura, incorporándolas de manera ingeniosa y sumamente divertida.

8. 7 days in hell (Estados Unidos, 2015)

Andy Samberg y Kit Harington protagonizan la más épica y absurda de las batallas en la historia del tenis. Esta película es probablemente el más ridículo de los documentales falsos, pero tiene el valor de llevar al extremo del surrealismo el formato del documental, abordando con tono de sorna lo que debería considerarse un relato épico, acentuando el absurdo al incluir testimonios de David Copperfield, John McEnroe o Serena Williams. Y, aunque los personajes son falsos, la película está inspirada en un juego real que sucedió en Wimbledon en 2010, donde el estadounidense John Isner y el francés Nicolas Mahut disputaron el partido más largo en la historia del tenis, durando más de 11 horas distribuidas en 3 días distintos y rompiendo varios records históricos.

9. Operation Avalanche (Canada, 2016)

El director de “mockumentales” como The Dirties (2013) o Nirvanna the Band the Show (2016), Matt Johnson, vuelve a la carga con Operation Avalanche, que, al igual que Opératión lune (2002), se anuncia como la verdadera historia del falso aterrizaje del Apolo XI en la luna. Con la perfección y maestría de quien sabe imitar los códigos y convenciones del cine documental, Johnson tiende una trampa para el incauto que crea que lo que ve es realidad; algo que obliga a preguntarnos qué es lo que separa la ficción de la realidad. Operation Avalanche es un ejercicio ucrónico que postula como realidad una conspiración, mofándose de aquellos que dudan de las hazañas especiales de Neil Armstrong, manipulando videos de archivo para sustentar un fondo de autenticidad. Con esta película, Johnson da un genial y excéntrico golpe a una sociedad que se alimenta del miedo y la paranoia.

10. Stranger in Paradise (Países Bajos, 2016)

El director y guionista Guido Hendrikx presenta su más nueva producción, un arriesgado cortometraje que opera en la frontera entre el documental y la ficción. El aspecto más original de Stranger in Paradise consiste en utilizar a un actor que simula ser un docente empleado por el estado para otorgar la residencia holandesa a los refugiados, quienes en verdad buscan refugio en Europa y no tienen idea de que son parte de una filmación.

El falso profesor presenta tres modos de entender la migración: primero con un argumento de extrema derecha que habla de la vulnerabilidad de la economía nacional ante la ola de refugiados; después lo hace desde una posición de izquierda utópica que piensa en el bienestar social y el bien común de todos y, por último, desde un supuesto estrictamente burocrático y mecánico que refleja el estado actual de las cosas. Así, Hendrikx nos lleva a cuestionar la difícil relación entre los refugiados y Europa, que representada por el profesor rechaza sin piedad a los estudiantes para abrazarlos con ternura al momento siguiente.


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